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España España · Barcelona
Voto de LennyNero:
8
Intriga. Cine negro Fred Madison (Bill Pullman), un músico de jazz que vive con su esposa Renee (Patricia Arquette), recibe unas misteriosas cintas de vídeo en las que aparece una grabación de él con su mujer dentro de su propia casa. Poco después, durante una fiesta, un misterioso hombre (Robert Blake) le dice que está precisamente en su casa en ese instante. Las sospechas de que algo raro está pasando se tornan terroríficas cuando ve la siguiente cinta de video... (FILMAFFINITY) [+]
10 de mayo de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rojo y negro. Rojo como la sangre vertida o la que no se ha derramado aún. Negro como las sombras donde se ocultan los deseos, donde emergen los fantasmas del subconsciente. Rojo y negro, colores de la anarquía, del deseo de libertad, de la fuga, del romper las ataduras. Rojo y negro, los colores de la muerte, la venganza, de Carretera perdida.

Suspense. Como caminar perpetuamente al borde del abismo. Suspense. Como deslizarse, sin solución de continuidad, por el filo de la navaja. Suspense. Escalando por el clímax sin red, cayendo en el anticlímax sin asidero al que agarrarse, plano tras plano, minuto a minuto, fotograma a fotograma. Suspense, que desprecia la verosimilitud a favor de la tensión. Este es el suspense de Carretera perdida.

Líneas que se entrecruzan. Aceleración continua, carriles que se entrecruzan hasta formar un todo borroso, inexplicable y atrayente. Líneas que se entrecruzan. Historias paralelas, identidades suplantadas, caos, desorden. Líneas que se entrecruzan. Un argumento que desmorona los andamios de lo lineal, que entremezcla la fantasía perturbada, el hiperrealismo del deseo sexual con lo onírico de su ejecución. Líneas que se entrecruzan en la Carretera perdida.

Violencia. Por amor, por celos, por deseo. Violencia. Porque eso es lo que nos hace humanos. Violencia. Porque es la solución, la salida a un laberinto cuya puerta de salida no se abre, se derriba. Violencia. Porque el orgasmo es una pequeña muerte, porque tras la fachada de la pacífica cotidianidad se oculta el óxido de la podredumbre que nos corroe. Esta es la violencia de Carretera perdida.

Sonidos. Fuera de campo, diegéticos, no diegéticos. Sonidos. La vida viene con su banda sonora mental. Sonidos. Remarcando los estados anímicos. Sonidos. Sugiriendo lo que a viene a continuación para después desmentirlo. Sonidos. Turbadores, incitadores, como los gritos de un malsueño, como los gemidos del orgasmo. Sonidos que alteran los sentidos, que nublan lo que vemos, que convierten, mezclan y funden las realidades. Sonidos en lucha, sonidos que forman una síntesis. Badalamenti y Rammstein. Sonidos de la Carretera perdida.

Pesadillas. Sueño o realidad. Pesadillas. Es la imaginación de una mente enferma? Pesadillas. Es la plasmación realista de un mundo interior no explicado? Pesadillas. Un simple delirio cinematográfico? Pesadillas. Un compendio impecable e implacable de los deseos, anhelos, colores, sonidos, reacciones, violencia, bidimensionalidad, tránsito, líneas, gritos, terrores, placeres que hace de Lynch algo más que un director y lo convierten en un retratista perfecto del alma humana, de nuestros anhelos y, sobre todo, nuestras Pesadillas (en la Carretera perdida).
LennyNero
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