Difícil expresar con palabras el grado de indignación que sufrí viendo El motorista fantasma. No alcanzo a recordar una adaptación tan pesima de un cómic. Y eso no es lo peor, porque el problema ya no es que sea una mala adaptación, si no que en sí que es una pésima película.
Cómo puede ser que, para un proyecto que se han invertido muchos años y muchos millones de dolares, se acabe haciendo semejante desastre?
No hay respuesta clara, pero lo que si parece evidente es que no se puede dejar en manos de Mark Steven Johnson la dirección y el guión de ninguna película.
Porque el director, encima, quiere rodear a la película de un aire de seriedad intentando mostrarnos al Motorista Fantasma a través de un ambiente de western setentero con sus códigos del adusto cowboy solitario mezclándolos con elementos sobrenaturales.
De hecho, esto no está mal, ya que si nos remitimos al cómic, este era el ambiente preciso. Lástima que el director sea tan torpe y fracase estrepitosamente en su intento. Y el fracaso se construye básicamente a través de:
1- Un argumento lleno de agujeros, giros innecesarios, una introducción del personaje eterna y aburrida; por no hablar de una lineas de diálogo risibles, llenas de clichés que no aportan nada interesante.
2- Unas actuaciones infumables. Nicholas Cage, está como siempre ultimamente, es decir fatal. Lo único bueno es que se va superando, si en Wicker Man estaba de pena aquí aún está peor. Por otro lado tenemos a Eva Mendes, en un estupendo papel de chica florero que enseña canalillo. Por desgracia eso no es actuar, cómo tampoco lo es lo que hace ella en pantalla. De acuerdo, su guión no es para tirar cohetes, pero para estar continuamente con la misma expresión facial, limitandose a hacer pucheritos cada vez que está triste podían haber contratado a mi vecina del quinto. Peter Fonda está hierático queriendo paracer imponente y consigue parecer una estatua de cera, Wes Bentley debería haberse retirado después de American Beauty porque por lo visto no da para más. Capítulo a parte merece Sam Elliot, una vez más haciendo lo mismo, de cowboy trasnochado. Lástima que esto ya aburre y no hay quien se lo tome en serio, quizás debería pensar en reorientar su carrera y dejar de aparecer en horrores como este.
3- Los aspectos "técnicos" de la película son lo que la acaban de desgraciar. Los efectos especiales son dignos de embrujadas. A todo esto hay que sumarle una banda sonora que pretende ser música de western modernizada, pero está tan mal compuesta y mal colocada que acaba siendo como un reflejo esperpéntico de Sergio Leone.
En definitiva un desastre total. El Motorista Fantasma merecía otra cosa.