Este es un país de hipócritas y de cainitas. Sino no se explica como puede ser que grandes humoristas como Pajares y Esteso hayan sido insultados y sus películas reducidas a carne de chascarrillo fácil. Así han acabado, psicópatas perdidos, politoxicómanos y objeto del escarnio por parte de aquellos que en su día les rieron las gracias y los consideraron los más grandes.

Un caso parecido ha sido el de los gloriosos Hermanos Calatrava. Estos no han acabado mal, sólo han sido relegados al más lamentable de los olvidos. Por suerte nos dejaron esta auténtica obra de arte como legado, una película imperecedera que marco un hito en la historia del cine español y que sín duda se avanzó mucho a su época.

Sólo hay que analizarlo con un poco de rigor, hoy en día triunfan americanadas sín gracia que parodian otros films a base de sketches mal hilvanados. Pues bien, muchos años atrás esto ya lo hicieron los Calatrava. Y lo hicieron con toda la desfachatez del mundo, con menos medios, y sín necesidad de meter otras películas por el medio. Simplemente cogieron un guión y lo readaptaron, junto a esto y poniendo un condón gigante al feo de los hermanos ya tenían suficiente para crear una obra maestra.

Y es que este un caso singular de valor cinematográfico, de honestidad a prueba de bomba y de amor por los clásicos del cine. Una muestra de humor quizás no muy inteligente, pero sí sincero. Una película que grita sin rubor que esto es lo que hay y si no te gusta jodeté.

Lo mejor: Su promoción subliminal del uso del preservativo.
Lo peor: Que quede muy cool decir que es basura.