Seamos claros, “Love” es una muy mala película. Ella nos sumerge en la historia de un astronauta -con aspecto de actor porno- que es abandonado a su suerte en una solitaria estación espacial cuando desde la tierra se le informa que ha sucedido algo que cambió todo lo hasta entonces conocido. Hasta allí el filme pinta bien, se espera que con el paso de los minutos se desarrolle un drama psicológico algo similar a la interesante “Moon” con Sam Rockwell, o por lo menos crece la expectativa sobre ver el desarrollo de una trama en torno al posible regreso del protagonista al destruido planeta tierra.

Pero no es así. El filme pierde completamente su rumbo. En ningún momento se logran relacionar las dos historias que se desarrollan en espacio y tiempo diferentes. ¿Qué relación había entre el soldado confederado y el astronauta? Todavía no lo sé.

La claustrofobia que invade al protagonista al estar rodeado del infinito cosmos y en la solitaria nave, sirve de justificación al director de la cinta, William Eubank, para impregnar la pantalla de una serie de imágenes sin sentido, con pretensiones intelectuales baratas que buscan definir la esencia de la vida, del ser humano, del universo. Vaya presumido!!!

Tal vez mis capacidades mentales me limiten comprender el seudo-mensaje filosófico de “Love”. Lo que sí estoy seguro es que la cinta en ningún momento logra un clímax que atrape al espectador, haciendo que el bostezo y las ansias de verla terminar pronto irrumpan con fuerza. De igual manera, no existe una coherencia en el final de la cinta ¿Desde cuándo las estaciones espaciales tienen paneles que conducen a un hotel 5 estrellas?

En síntesis, creo que “Love” es una verdadera pérdida de tiempo, y una oda a la sinrazón. Sí quieren tirar a la basura 90 minutos de su vida sólo tienen que verla.

Lo mejor: sus primeros veinte minutos.

Lo peor: el resto de la película.