"Parque Jurásico" no es la película que estabais esperando, los treintañeros cinéfilos con ansias de obras maestras. Tampoco la esperabais las chicas que ibais con vuestros novios deseando pasar una tarde espectacular con romance incluido. Y los padres que acompañaban a sus hijos, pasaron un buen rato, pero que coñazo de día...aguantando al niño y luego con problemas para aparcar a la vuelta. Pero ¿y aquellos niños? ¿Y aquellos que fueron sin prejuicios a las salas de cine? Una película hecha para soñar, un cuento inolvidable, unas imágenes poderosas que siempre se quedarán en la mente de aquel que vea el cine como un espectáculo único. Una maravilla prodigiosa del Séptimo Arte, para aquel que busque entretenerse con este negocio. Desde "Tiburón", el Spielberg comercial no hizo otra cosa igual. El Spielberg serio ya hizo otras obras maestras. Pero un tío capaz de reunir a tanta gente en una sala de cine, ya sea por una grandiosa campaña publicitaria o por la calidad de su producto, ya debe ser digno de estudio. Aunque a veces nos tome el pelo como con "La guerra de los mundos" o "Hook", es un superdotado en esto de sacar pasta en su negocio. Y es que, como Hammond, Spielberg no repara en gastos. Pero además, el producto que hace suele ser muy bueno.

Volver a principios de los noventa, filmaffiniteros...acordaros de esa obra maestra llamada "Sin perdón", y de este espectáculo único llamado "Parque Jurásico". Para muchos una decepción. Pero tranquilos, luego llegarían "Pulp Fiction", "Cadena Perpetua", "Sospechosos habituales", "La lista de Shindler"...Parque Jurásico es, para mi, esa joya comercial que muchos desaprobaron rápidamente, y que luego se empeñaron en rechazarla con sus sucesivas (y patéticas) secuelas. Mi opinión es que fue un buen detalle de Hollywood para con el cine. Un pequeño favor que los multimillonarios del celuloide de vez en cuando (y solo muy de vez en cuando) hacen al espectador, aquel que pide piedad cuando después de haberse gastado 6 euros sufre en una sala de cine con lo último de Tony Scott o con las que hace ese que tiene apellido de piloto alemán de Fórmula 1.

Por ello, gracias Steven, muchas gracias por estas dos horas magníficas, que ya son parte de mí, y parte de mi infancia (la época de la que mejores recuerdos se guardan al fin y al cabo).