A día de hoy la crueldad y las desgracias las tenemos hasta en la sopa, y nunca mejor dicho, a cualquier hora y con la excusa de informar, de entretener, de compartir, nos enseñan una y otra vez lo que en el mundo pasa aunque hiera nuestra sensibilidad. Todo ese horror vende, da audiencias, da seguidores, nos lo han metido con calzador y parece que a la sociedad le gusta.
Es lamentable que estemos tan acostumbrados a ese tipo de espectáculos, pero tiene un matiz más macabro, y es que lo hemos normalizado. Vamos directos de cabeza a una sociedad radical que siempre pedirá más y que parece que no tiene límites, o no los quiere ver.
Es difícil intentar compartir unas impresiones del capítulo sin contar algo del argumento pues están directamente relacionadas, teniendo en su fondo una metáfora escalofriante.
Hay que dejarse llevar.
Os sorprenderá.