Película injustamente olvidada, poco vista, Ariane es una de las grandes del genio vienés. Nos encontramos ante Wilder más romántico, apoyado en un trio de ases (poca veces he visto tan bien a Cooper, Chevalier y Hepburn) la película nos devuelve al Paris más cálido y encantador, donde la sombra de Lubitsch está siempre presente en la planificación, en el aroma de cada fotograma.

Ariane va gananado intensidad , fuerza , honestidad y termina con la que con probabilidad es unas de las mejores escenas de cine de Wilder, la despedida en la estación, un auténtico prodigio de planificación y ternura hacia unos personajes a los que hemos vistos crecer, hacerse grande.