Todos sabemos que a crear espectáculos cinematográficos no gana nadie a los norteamericanos, pero parecen empeñados a hacernos creer lo contrario. Todos los filmes recientes de más éxito en taquilla decepcionan: guiones deficientes, actores sin carisma, gratuitos efectos digitales...

Pero "Hairspray" no decepciona. Y ese es un gran cumplido, visto como está el patio.

¿Es la historia simple?

Sí, pero funciona.

¿Hay exceso de canciones?

Sí, pero tienen gancho.

Por otro lado, destacan más los jóvenes actores (vaya descubrimiento el de la rechoncha Nikki Blonski) que los maduros (aunque queda claro que Travolta se lo pasa pipa interpretando a una ama de casa acomplejada) y el estilo visual elegido por Shankman se revela de lo más eficaz, evitando virguerías audiovisuales que un filme así no pide ni necesita.

Un buen trabajo.

Por cierto: las categorías de vestuario, decorados y banda sonora serán nominadas a los Oscar con toda seguridad.