Habría que preguntarse la necesidad de una secuela tan tardía como la que nos ocupa, que surge de un filme tan técnicamente visionario como narrativamente débil como era el "Tron" original, dirigido por el olvidado Steven Lisberger. ¿Es fruto del ansia de la todopoderosa Disney de levantar una nueva franquicia a la altura de la era digital o solamente otro ejemplo más de reciclaje ochentero?

No importa. "Legacy" ya está aquí. Y decepciona.

No sólo porque la estereoscopía es pobre (¿soy el único que se ha dado cuenta de que los sujetos oscuros y el 3D polarizado no se llevan bien?). Tampoco porque el rediseño de los trajes recuerda al Automan televisivo (toma paradoja: se parecen a los que imitaron a la fuente de esta secuela), porque Jeff Bridges no se tome en serio su personaje o porque michael Sheen sobreactúe lo suyo.

No. Los problemas son más serios...

La película carece de alma. Está tan medido que resulta material de laboratorio carente de emoción visceral. "Tron Legacy" es una película el que la palabra "juego" se usa a menudo pero el elemento lúdico no aparece por ninguna parte.

El tono del filme, además, es engolado y afectado. Ni gota de humor. ¿Qué le pasa a los blockbusters actuales? ¿Por qué están enfurruñados? ¿Tiene sentido tomarse en serio una historia con motos de energía y frisbee que hacen pedazos a la gente? creo que no.

Además: el conjunto deviene una sopa postmoderna que bebe de "Star Wars", "Matrix" o hasta "2001" carente de inspiración. Cuernos: ahora que los medios son infinitos, quedan dolorosamente claras las limitaciones creativas. "Tron legacy" estáinundada de clichés y lugares comunes. La CI-FI yanqui acabó en los ochenta y la cosa está hipotecada desde entonces.

Encima, la estética de la película cansa. Queda bien en tráilers, pero cansa por acumulación. Kosinski parce más interesado en los entornos y FX que los personajes. Su trabajo se asemeja al de un creador de cut scenes videojueguiles, no al de un cineasta.

En cuanto al guión (que, como he mentado líneas antes, carece de ideas nuevas), resulta tan irregular que se necesitó ayuda de los chicos de Pixar para remendarlo.

En resumen: un juguete industrial desalmado que interesa con dificultad y no divierte.

Poca cosa.