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Voto de metabaron:
2
Drama Adaptación de la novela homónima (ganadora del Premio Planeta) de Antonio Skármeta. Es una historia de amor, amistad y venganza, que se desarrolla en la época del establecimiento de la democracia en Chile, concretamente en el momento en el que se decreta una amnistía general para todos los presos sin delitos de sangre. A pesar de ello, Ángel Santiago (Abel Ayala), un joven soñador y valiente, ha decidido vengarse de los abusos sufridos ... [+]
2 de diciembre de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera y más vivida impresión que queda tras ver "El baile de de la Victoria" es la de que se ha hecho pensando en ganar un Óscar a la Mejor Película Extranjera: ahí tienen a Ricardo Darín, amuleto de premios (que estaba también en la galardonada "El secreto de sus ojos") o la adaptación de un novelista prestigioso para atestiguarlo.

Pero a Trueba, nacido, amamantado y crecido en la comedia española, el drama ambientado allende los mares se les escapa de las manos. Su búsqueda del dramatismo total le lleva al extremismo: numerosas secuencias parecen buscar un más difícil todavía emotivo , que deviene en melodrama debido a la acumulación. El tour de force interno por el que pasan personajes como el interpretados por Rubén Ayala acaba rozando lo risible.

Lo trágico no está compensado con lo ligero -aspecto que Trueba maneja sin problemas y que aquí obvia por completo- y eso termina por pasar factura al filme. Escenas como la ambientada en el cine porno -y la subsiguiente reacción de uno de los personajes- dan buena muestra de ello.

Por otro lado, el intento del Trueba por conseguir imágenes memorables le empuja a buscar un paisajismo agradecido pero vacuo, a un concepto de poesía visual mal entendida atada a gastados clichés de qualité (caballos cabalgando, sutiles danzas femeninas, bucólicos ratos de felicidad en playas vacías y otras lindezas grandilocuentes por el estilo), a jugar aleatoriamente con la meteorología o a forzar sobremanera instantes rebuscadamente operísticos a los que acompaña una banda sonora fallida y engolada.

Además, el tono del metraje, como se puede imaginar por lo que ya mentado, es inconsistente. De igual modo, la historia resulta carente de foco: Trueba y su hijo (ambos guionistas del largo) no parecen decidirse sobre qué están contando concretamente. El filme parece hablar sobre un ex presidiario al que un admirador le ofrece un golpe maestro, pero termina centrándose en dicho admirador y su amada, superdotada bailarina muda. La parte relacionada con eso que llamaríamos heist movie es tratada por Fernando Trueba con desgana y dejadez. Este aspecto de su guion no le importa en absoluto, aunque lo utilice para cerrar su deshilvanada película como buenamente puede.

Por si fuera poco, las referencias al horror perpetrado por Pinochet en Chile, que resultan incrustadas con calzador, se suman a numerosas rémoras literarias que (como el uso de un off dual en una única escena) terminan por dar la puntilla a un largometraje insatisfactorio en el que un cineasta con grandes aspiraciones buscó volar hasta el sol y derritió sus alas, quedándose lejos de la tan ansiada gloria cinematográfica.
metabaron
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