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Voto de metabaron:
3
2010
6,0
80.501
Fantástico. Animación. Aventuras
Inspirada en la obra homónima de Lewis Carroll. Alicia (Mia Wasikowska), una joven de 19 años, acude a una mansión victoriana para asistir a una fiesta de la alta sociedad. Cuando está a punto de recibir públicamente una propuesta de matrimonio, sale corriendo tras un conejo blanco y va a parar al País de las Maravillas, un lugar que había visitado diez años antes, aunque ya no lo recuerda. Ese país era un reino pacífico hasta que la ... [+]
16 de abril de 2010
50 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sería interesante plantearse la autenticidad de la "marca Burton" en estos días de CGI.
Desconectado Tim de los métodos que seguía en el pasado en cuanto puesta en escena (que le asociaban a diseñadores de producción tan talentosos como Bo Welch) y reconvertido a la era digital, su estilo desaparece.
Y es que esta Alicia postmoderna, crecidita y peleona de una época en la que abundan remakes, precuelas y secuelas varias busca un alma a lo largo del metraje, pero no lo encuentra. El aparente caos de lo que sucede no es más que una infantil aventurilla domada por Disney que sigue manidos caminos.
¿El saldo? Escaso.
Irrespetuoso en lo fundamental a Carrol, deudor de mil y un filmes recientes de fantasía, además de reciclador del clásico animado del tío Walt (del que mimetiza con descaro hallazgos visuales varios) y rematadamente sintético (los colores pastel no ayudan a dar sensación de realismo a los FX, amigos), el film resulta aún más falso en visionado estereoscópico, dejando bien claro que lo que uno ve no son más que personas incrustadss contra un telón digital.
Los actores no parecen alcanzar jamás su punto (salvo una Bonham Carter contenidamente exagerada) y se confunde la locura con la sobreactuación infantiloide (verbigracia: el personaje de Anne Hathaway).
Desconectado Tim de los métodos que seguía en el pasado en cuanto puesta en escena (que le asociaban a diseñadores de producción tan talentosos como Bo Welch) y reconvertido a la era digital, su estilo desaparece.
Y es que esta Alicia postmoderna, crecidita y peleona de una época en la que abundan remakes, precuelas y secuelas varias busca un alma a lo largo del metraje, pero no lo encuentra. El aparente caos de lo que sucede no es más que una infantil aventurilla domada por Disney que sigue manidos caminos.
¿El saldo? Escaso.
Irrespetuoso en lo fundamental a Carrol, deudor de mil y un filmes recientes de fantasía, además de reciclador del clásico animado del tío Walt (del que mimetiza con descaro hallazgos visuales varios) y rematadamente sintético (los colores pastel no ayudan a dar sensación de realismo a los FX, amigos), el film resulta aún más falso en visionado estereoscópico, dejando bien claro que lo que uno ve no son más que personas incrustadss contra un telón digital.
Los actores no parecen alcanzar jamás su punto (salvo una Bonham Carter contenidamente exagerada) y se confunde la locura con la sobreactuación infantiloide (verbigracia: el personaje de Anne Hathaway).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
¿Y la historia? Escasa. Una Alicia a punto de casarse huye al País de las Maravillas, busca una espada que sólo ella (vaya, que mesiánico) puede usar y mata a un dragón cual San Jorge femenino del mundo de Narnia. Regresa a casa, se niega a casarse y reafirma su individualidad femenina a la vez que se convierte en avezada comerciante.
¿Me pierdo algo?
Creo que no.
En resumen: un Burton sin inspiración, un estilo visual dejado más en manos de infografistas que del propio Burton, un guión postmodernamente insustancial -a la par que blokbusteronamente simplón- y una mejorable conversión estereoscópica que deja muy claro que el nuevo cine en relieve digital debe ser en relieve desde el proceso de su propia filmación.
Alicia ya no está en Wonderland, damas y caballeros. Está en Pandora.
¿Me pierdo algo?
Creo que no.
En resumen: un Burton sin inspiración, un estilo visual dejado más en manos de infografistas que del propio Burton, un guión postmodernamente insustancial -a la par que blokbusteronamente simplón- y una mejorable conversión estereoscópica que deja muy claro que el nuevo cine en relieve digital debe ser en relieve desde el proceso de su propia filmación.
Alicia ya no está en Wonderland, damas y caballeros. Está en Pandora.