Transporter es una vulgar película de acción que de lo único que se le puede rescatar como válido, para pertenecer a una escena digna de tragar en una pantalla, es una persecución de coches, que escapa de la policía de un atraco a un banco. Resultó que los directores imaginaron después de una concienzuda presa de inspiración que a partir de un especialista y unos cuantos Peugeots prestados, grabarían una escena espectacular para una película. Pero tristemente, no consiguieron inspirarse para nada más, ni siquiera con la presencia de un presupuesto repleto de fajotes verdes, ni siquiera con mirarse el ombligo. A partir de ahí nace una débil trama que por cuestiones inexorables a la mezquindad de los imaginarios se aferra a tratar con increíbles espectáculos, retorciendo la trama a medida que se desarrolla la acción de tal manera que finalmente lo único que les puede resultar es en destornillar los pésimos sucesos a lo más "power ranger". Un guión endurecido y forzado por la trama que vuela a leguas de los caracteres de los personajes. Podríamos decir que está tan mal hecha, que aunque solo tuviera un protagonista (Frank), la película continuaría siendo pésima, pues el tal Frank actúa más propiamente como una surrealista "action man" que como un retirado soldado de las fuerzas especiales. No denota ningún tipo de sentimiento en su código de trabajo, pero increíblemente sí para las mágicas palabras de su chinita.
Haciendo corolario del film: Hay que sostener el argumento con parches por todos lados y chismes y ases sacados de la manga en todo momento para que la acción se continúe revoloteando torpemente hacía el inevitable abismo de la vulgaridad.
Solo he visto esta, pero para evitar pesadillas ni me esforzaré en imaginar cuantas tajadas se le pueden echar de una inmundicia como esta, es decir, segundas partes.