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Voto de Marvin_Benson:
10
Drama Adaptación de una novela del escritor inglés William Tackeray. Barry Lyndon, un joven irlandés ambicioso y sin escrúpulos, se ve obligado a emigrar a causa de un duelo. Lleva a partir de entonces una vida errante y llena de aventuras. Sin embargo, su sueño es alcanzar una elevada posición social. Y lo hace realidad al contraer un provechoso matrimonio, gracias al cual entra a formar parte de la nobleza inglesa del siglo XVIII. (FILMAFFINITY) [+]
5 de noviembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Delicada, hipnótica, obsesivamente perfecta y por supuesto, fascinante obra de arte de Stanley Kubrick.

Me resulta difícil de explicar con palabras, el porqué me ha provocado este cúmulo de sensaciones esta película. La composición casi pictórica de las escenas, la iluminación de los decorados interiores, el virtuoso preciosismo de la puesta en escena, el exuberante vestuario, las localizaciones naturales, la meticulosa selección de piezas clásicas en su banda sonora, un diseño de producción difícilmente igualable…
Barry Lyndon es pura poesía audio-visual, un viaje sensitivo e inmersivo en la vida de la nobleza y la alta burguesía europea del siglo XVIII.

El recurso de la voz en off, que tanto detesto en la mayoría de películas, aquí funciona de maravilla. Por una parte, contribuye a una recreación descriptiva y novelada, muy apropiada para el relato, y por otra parte, nos aleja de la subjetividad de una narración en primera persona, que pudiera orientar más de lo debido el foco de nuestra atención hacia un único personaje y perdernos la fastuosidad de todo lo que le rodea.

El protagonista, Redmond Barry, es un personaje con claroscuros, que por una mezcla de azar y de temperamento juvenil, se va convirtiendo en soldado, espía, tahúr y noble consorte; Barry es un oportunista que protagoniza la típica historia de ascenso y caída, sin que suframos demasiado por él ni por lo que le pase. Y esto que en cualquier otra película es un síntoma de que algo no funciona, en “Barry Lyndon” está buscado de manera absolutamente premeditada.

Esa frialdad tan señalada de Kubrick en Barry Lyndon adquiere su más elevada y sutil expresión. Kubrick no toma partido alguno por ningún personaje, son sencillamente un medio narrativo para dejarnos seducir y fascinar por el indescriptible embelesamiento de unas imágenes de una belleza poética e irreal.
Además de todo esto, narrativamente, la película también es prodigiosa. Son 3 horas que se pasan en un auténtico suspiro. No falta ni sobra una escena. Todo lo que ocurre tiene sentido en el devenir de los personajes, en su comportamiento, en sus decisiones y en sus diálogos.

En resumen, Barry Lyndon trasciende el concepto de obra cinematográfica, es una obra de arte con mayúsculas.

Absolutamente imprescindible.
Marvin_Benson
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