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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
5
Acción. Aventuras. Thriller Desde Hong Kong a Cuba y a Londres, el agente 007 investiga los planes de Zao, el hijo del pacifista coronel Moon del ejército de Corea del Norte. El MI6 sospecha que los proyectos de Zao pueden poner en peligro la estabilidad mundial, y esas sospechas se confirman cuando 007 descubre que Zao planea unificar los ejércitos de las dos Coreas para atacar Japón y enfrentarse a los Estados Unidos. Pero Bond es apresado y torturado por Zao. ... [+]
5 de abril de 2007
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lee Tamahori (La hora de la araña) lleva a cabo un comprensible intento de regeneracionismo.
El personaje creado por Ian Fleming cumple cuarenta años. Con Muere otro día ya son veinte las entregas del agente secreto más famoso del celuloide. En esta ocasión, el turno le ha tocado a Lee Tamahori, uno más entre tantos directores que rebajarían su caché con tal de trabajar para la franquicia más taquillera de la historia cinematográfica. Es más de lo mismo (explosiones, persecuciones, bellas mujeres, espionaje...), pero se atisban ciertos detalles que a continuación os enumero.
Continuidad
Una de las señas de identidad de la serie, y la razón principal por la que muchos con el tiempo nos hemos rendido a la saga es la envidiable, acertada y atrayente figura del señor Bond. Sin esto, sus aventuras no pasarían de ser un mero producto comercial, a la altura de los actuales guisados explosivos con los que Hollywood nos bombardea. Son esos pequeños espacios de guión dedicados enteramente a las interacciones que Bond mantiene, ya sea con sus conquistas, ya sea con sus enemigos o compañeros de trabajo, los que de verdad consiguen engancharnos y adentramos en un sinfín de situaciones increíbles e imposibles. Y es por aquí por donde el director y los productores (dado que en estas empresas suelen tener mayor importancia) han tratado de mantener un poso de clasicismo, es decir, no perder la elegancia y el descaro de antaño, y si es posible, elevarlo a la máxima expresión, como icono funda mental de las tramas, que al fin y al cabo, son ya lo de menos.
Alguna que otra prodigiosa y enriquecedora conversación nos sitúa en la mejor línea de Bond, pero de repente algo choca, ¿qué será?
Pretenciosa
Es innegable que el aspecto técnico se ha cuidado al detalle (es una de las entregas con mejor factura), que Pierce Brosnan cada vez supone un relevo más digno a nuestro queridísimo Sean Connery, que es un riesgo acertado el dar mayor protagonismo a sus acompañantes (buena química con Halle Berry), y que hay secuencias que han logrado la intensidad necesaria (pelea de esgrima, el parapente improvisado en los paisajes de Islandia, el desenlace en el interior del avión), mas en ese intento por renovarse no han sabido dar con la profundidad necesaria. 007 quiere ser más cool que nunca, pero si permanece en medio de unas tramas desgastadas (malo que se hace con un arma poderosísima para conquistar el mundo), con unos demasiado prominentes efectos especiales rodeándole, y una fotografía más interesada en el efectismo, sólo nos queda un batiburrillo de estilos, de incógnitas, de incongruencias que provienen de un distanciamiento de sus señas de identidad y una inundación de buenas intenciones truncadas por la enorme cantidad de fantasmadas.
Cabe preguntarse si el regeneracionismo de este héroe no pasará mejor por fichar a directores con un estilo afianzado y deseosos de proporcionar algo nuevo.
La Maga
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