De vergüenza. Ya se podía esperar lo peor cuando el cine español se acerca al tema de la inmigración (en este caso concreto la de los moros hacia España, que ya se sabe que en su inmensa mayoría son antisexistas, liberales, pacíficos, civilizados, limpios, igualitarios, progresistas, respetuosos con todas las opciones sexuales y religiosas, de mente muuuy abierta y megachupichupiguays...

El diseño artístico y la animación en plastilina están bien, pero el corto es suspendible por su maniqueísmo, su falsa "progresía" barata y su trazo grueso, que son ofensivas e insultan a la inteligencia del espectador.

Era un Goya cantado por parte de una Academia del cine llena de izquierdistas (de salón) y "progres guays".

Ah, y lo gordo es que es racista, en el sentido amplio del término. Si yo fuera andaluz me ofendería y mosquearía bastante...