Interesante retrato del barrio de las 3 mil viviendas de Sevilla en que los propios protagonistas expresan en voz alta sus inquietudes e intereses. La preocupación de las madres por el problema de sus hijos en relación con las drogas, la sensación de marginalidad que sienten todos sus personajes, la idiosincrasia del pueblo gitano la falta de trabajo. Sólo hay un sueño que los ampara: cantar y bailar de forma compulsiva, como un ritual cotidiano que les une y les divierte. Y al mismo tiempo, una muestra del caldo de cultivo que ha creado el flamenco pop, el nuevo flamenco, el flamenco rap.... y otras tendencias que parecian en otro tiempo irreconciliables y que los chavales de este barrio fusionan con naturalidad. Interesante el punto de vista de los personajes que en ningún momento se dirigen a la cámara.