Profunda.

Al comienzo nos muestra grupo de jóvenes sumergidos en la búsqueda del “gran sueño americano”, pareciéndose a una más del montón de las que Hollywood nos tiene fatalmente acostumbrados. Superficialidad al extremo, sexo, drogas y rock. Prototipo del desencanto de nuestra cultura y de nuestra época.

Luego de un muy lento desarrollo, (no se la recomiendo a los impacientes) aborda lo que a mi juicio es la verdadera trama, donde las emociones de los personajes van desnudándose lentamente ante nuestros ojos, permitiendo el acceso a sus más íntimas miserias de una manera “brutalmente honesta”. Humanizados, despojados ya de toda máscara, van inscribiéndose de esta forma en lo cotidiano, nos invitan y nos permiten reflexionar sobre las necesidades más genuinas del ser humano, aquéllas que no pueden ser olvidadas porque son las que nos impulsan a seguir, más allá de todas las apariencias.