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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
6
Comedia. Drama Pepa e Iván son actores de doblaje. Él es un mujeriego empedernido y, después de una larga relación, rompe con Pepa: le deja un mensaje en el contestador pidiéndole que le prepare una maleta con sus cosas. Pepa, que no soporta vivir en una casa llena de recuerdos, decide alquilarla. Mientras espera que Iván vaya a recoger la maleta, la casa se le va llenando de gente extravagante de la que aprenderá muchas cosas sobre la soledad y la locura. (FILMAFFINITY) [+]
7 de mayo de 2020
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Siendo la cuarta película que veo de Pedro Almodóvar, y, probablemente, su más icónica, es con diferencia la que menos me ha gustado. Para empezar, he de decir que me ha entretenido mucho por el mero hecho de la concatenación prácticamente constante de sucesos disparatados que surgen a partir de la segunda parte de la película, considerando la primera como un preludio dramático tan austero como insulso que tiene como único objetivo presentar a Pepa (Carmen Maura) y colocarla en el pretexto idóneo para establecer su relación con Iván (Fernando Guillén) y, por ende, con el resto de los personajes, planteamiento muy alargado para hacer una demostración tan básica de los sentimientos que embadurnan al personaje protagonista. A partir de la mitad, la película se ve muy enriquecida por la cantidad de personajes que maneja en pantalla o que, sin estar en plano, están presentes constantemente en el contexto argumental, sabiendo mantener la tensión con varías líneas argumentales desarrollándose simultáneamente en el tiempo narrativo, respetando el ritmo personal de cada una y midiendo muy bien los diálogos de los personajes que las componen. El nivel interpretativo, para mi gusto, decae en respecto a otras películas del director manchego salvando a Carmen Maura, la cual siempre lo hace impoluto y a secundarios como Chus Lampreave (portera testigo de Jehová), Rossy de Palma (Marisa) y Fernando Guillén (Iván), todos personajes que salen de manera mínima en pantalla pero que se vuelven, sin duda, en los más icónicos, algo que no considero esté correcto. Interpretaciones como la de Antonio Banderas (Carlos), el cual está deplorable y rozando la vergüenza ajena, o Julieta Serrano (Lucía) que, aunque no esté del todo bien su actuación (tampoco es un papel fácil) sirve para enfatizar el carácter y personalidad cómicos de su personaje. Al ser la película más icónica de Almodóvar, es obvio que su particular estilo va a estar más presente que nunca, aunque, esta vez, dejando más de lado su faceta reivindicativa para centrarse en una elaboración más compleja de los componentes de su obra, como es la construcción más profunda de sus personajes y las relaciones que mantienen entre ellos. La paleta pictórica, de nuevo ensalzando el estilo kitsch del director, emplea colores alegres y que no conforman ninguna armonía, empleando elementos ajenos a los colores que sirven para remarcar esa extravagancia como es el empleo de ánades, gallinas o conejos. Primeros planos son usados con mucha frecuencia, decantándose en esta película por numerosos planos secuencia muy bien ejecutados que crean planos fantásticos en los que se puede apreciar una fotografía maravillosa de la urbe madrileña, tanto diurna como nocturna. La banda sonora, de nuevo a cargo de Bernardo Bonezzi, posee pistas escogidas minuciosamente en las que se demuestra la pasión folclórica de Almodóvar con temazos como Puro Teatro de La Lupe, introducidas perfectamente por un montaje vistoso y elaborado repitiendo José Salcedo, su montador habitual. Sinceramente, se me ha quedado en divertida, sin más. Que obsesión con hacer drogadicta a Carmen Maura tiene este señor.
Tiggy
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