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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
8
Comedia. Drama Nick Naylor, jefe de prensa de una gran compañía de tabaco, dedica su vida a defender los derechos de los fumadores contra la cultura neopuritana dominante. Enfrentado a grupos de defensa de la salud y a un oportunista senador, Nick pasa a la ofensiva como relaciones públicas del consumo de cigarrillos, pero al mismo tiempo comienza a pensar en la imagen que está dando a su hijo pequeño Joey. (FILMAFFINITY)
20 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión es lo que convierte a Gracias por fumar en una película sublime, más aún si el espectador es fumador o está pensando serlo. Esta comedia dramática, que nada tiene que envidiar a una película de Woody Allen, solidifica sus cimientos en algo tan polémico como el tabaco, y la guerra que mantienen sus amantes y sus desertores, tomando una posición imparcial. Siendo irónica, políticamente incorrecta y sarcástica, este film sitúa a cada bando en su sitio partiendo de una perogrullada, de una básica incógnita... ¿Fumar mata? La respuesta es obvia para todos, excepto para Nick Naylor (Aaron Eckhart), jefe de prensa de una compañía tabacalera y nuestro protagonista, el cual hace uso de unos ingeniosos diálogos y una portentosa capacidad de convicción para que tú, yo y hasta una persona con cáncer de pulmón cambiemos radicalmente de opinión. Jason Reitman, director que adaptó la novela homónima de Christopher Buckley, supo escoger los diálogos oportunos para el protagonista de la obra, haciendo que simpaticemos con él, con su demagogia, con su manera de pensar, haciendo también que reflexionemos y tengamos un pensamiento forjado a través de razonamientos, no impuesto por un factor externo. Resumidamente, que tengamos una libertad de elección. Y esto resulta difícil teniendo como personaje principal a un promotor del tabaco, un encargado de fomentar que la gente fume, con todas las consecuencias, creando una apología del tabaquismo empleando discursos amorales y cínicos, siendo incorrecto y mordaz tanto en su trabajo, como en su vida personal, lo cual muestra que la labor, tanto del actor como del director, resulten enaltecidas al conseguir dicho propósito. También se tratan temas como la importancia del tabaco en la cultura popular, focalizándose mayoritariamente en el cine, ¿algunas películas serían iguales si se hubiera suprimido totalmente el uso del tabaco? ¿Es solo una estrategia comercial? ¿Por qué existe una concepción guay sobre fumar? El rápido ritmo es reforzado por un humor inteligente que funciona a la perfección; la acción dialéctica es constante y no recrea vericuetos manidos ni busca una aceptación colectiva, simplemente, expone a través de un recurso: la oratoria, una oratoria irónica, sarcástica en su adecuada medida, sin propasarse. Cabe mencionar la ausencia cabal de consumo de tabaco en todo el metraje, recreando, quizás, la hipocresía de las altas esferas, de las grandes multinacionales tabacaleras que promueven el consumo alegando que no es nocivo, que no va a desembocar en nada malo. Por otra parte, esa hipocresía también se extrapola a aquellos que censuran o niegan dicho consumo por considerarlo mortífero ya que, hoy día, ¿qué no es mortífero? ¿No hay mortandad por accidentes de coche? ¿Armas? ¿Colesterol? Aaron Eckhart nos plantea todo esto a través de una interpretación espléndida, vigorosa, cargando con la película sobre sus hombros y eclipsando actores de gran renombre, como J. K. Simmons o Robert Duvall. Cinta muy entretenida y recomendable. Gracias por leer. Fuma si quieres.
Tiggy
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