Me resulta verdaderamente decepcionante una película en la que se antoja un concepto tan interesante creando un mundo tan rico que ofrece tantas posibilidades de crear un muy buen producto de entretenimiento con reivindicación social debido a las muchas vías que se pueden tomar teniendo ese lore, y David Ayer, director, decida tomar la vía más fácil con un mensaje tan genérico y vago para narrar una historia predecible sobre policías asentándose en un buddy film descafeinado alcanzando cotas de despropósito por un guión tan holgazán como predecible y forzado en la creación y resolución de nudos argumentales. En un mundo en el que los elfos, los humanos y los orcos conviven en una edad contemporánea, Daryl Ward (Will Smith), policía de Los Ángeles, se verá involucrado en una misión en la que se enfrentarán a unos elfos que desean despertar al Señor Oscuro, acompañado de un orco discriminado por su condición racial, Nick Jakoby (Joel Edgerton). La película resulta tan vacía en contenido que el mensaje reiterativo en el que más de la mitad de diálogos se basa, el racismo, se pierde por lo bobalicón que resulta a base de repetición constante de gags que terminan perdiendo su significado inicial para acabar convirtiéndose en una broma, sustituyendo el racismo hacia los negros por el racismo hacia los orcos de una manera que, en ocasiones, roza el insulto. La película en sí es una repetición que toma la misma estructura de desarrollo con situaciones forzadas por un guión inconexo; conflicto - sentimientos - resolución, apelando constantemente a la relación que establecen los dos personajes principales que no presentan ni cambio ni evolución a lo largo de un metraje de casi dos horas. Como he dicho, el guión inconexo necesita permanentemente ser auxiliado por recursos externos como la creación de nuevos nudos que faciliten el desarrollo de la película, ya que sin ellos no sería viable, siendo estos totalmente anticlimáticos y esperpénticos que rompen el ritmo una y otra vez a través de subtramas insulsas para llegar a un desenlace predecible desde los primeros treinta minutos que, aún así, se ve obligado a usar un deus ex machina para solventar la situación, el embrollo en el que estaba metido un inepto guionista. Teniendo en cuenta, también, la nula credibilidad que ofrecen la construcción de las razas, cogiendo su fundamento y maximizándolo hasta niveles tan absurdos como hacer que los elfos sean superhéroes y los orcos meros trozos de carne inútil. A nivel técnico cumple, teniendo un estilo de grabación propio de películas de acción que involucren un carácter policíaco y unas interpretaciones correctas, aunque no me creo a Will Smith, con un registro tan limitado, en este tipo de papeles. El maquillaje es lo que más sobresale de la película, así como una escenografía lograda que consigue transmitir tanto el tiempo y lugar en el que se desarrolla como la índole fantástica que conlleva, creando la coherencia imprescindible en ese sentido para el óptimo planteamiento del concepto. Los rodeos tan excesivos que tiende a dar sobre el mismo tema para llegar al final de la cuestión no favorecen en nada a la película, ni si quiera el mensaje que quiere dar la figura de Joel Edgerton de perseguir tus sueños cueste el precio que cueste. En fin, me esperaba otra cosa, no mucho mejor, pero algo más entretenido aprovechando el rico universo que posee. (3.5).