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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
8
Terror. Ciencia ficción Remake del filme de terror de George A. Romero. Una inexplicable plaga ha diezmado la población del planeta, convirtiendo a los muertos en horribles zombies que continuamente buscan carne y sangre humana para sobrevivir. En Wisconsin, un variopinto grupo de personas que han escapado a la plaga, tratan de salvar la vida refugiándose en un centro comercial, donde deben aprender no sólo a protegerse de las hordas de zombies, sino también a convivir. (FILMAFFINITY) [+]
1 de junio de 2021
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Me cuesta creer que el mismo director de esta Amanecer de los muertos sea el mismo de Ejército de los muertos (2021). Las comparaciones son odiosas, pero inevitables, más habiéndose concebido el guion de la segunda al finalizar la primera. La vuelta a ese centro comercial de Wisconsin ha sido reveladora para constatar el proceso de putrefacción que ha experimentado la inspiración de Zack Snyder a lo largo de los años. Aun no siendo una película de zombis al uso, y siendo, obviamente, inferior al Zombi de George A. Romero (1978) que reformula, Amanecer de los muertos sigue siendo una de las mejores películas del subgénero del nuevo milenio. Ana, brillante Sarah Polley, es una enfermera que, tras volver a casa y pasar la noche con su marido, amanece con una estampa aterradora. Su pequeña hija, de una dentellada en el cuello, desangra a su propio padre ante los impotentes ojos de su madre. Acto seguido, se levanta de su letargo, dispuesto a hacer lo mismo que su hija con su propia mujer. Ana, aterrada, huye mientras la America’s Dairyland se convierte en el mismísimo infierno.

Snyder va directo a la acción. No hay tiempo para cortesías ni presentaciones. Ya es demasiado tarde y el mundo no es el mismo. Los muertos ya están aquí. Y vienen a por ti, Ana. Snyder construye este nuevo génesis de carne y sangre en menos de diez minutos a través de una escalofriante sucesión de imágenes apocalípticas por las que vemos este nuevo mundo de caos, confusión y destrucción narrado con la poderosa voz de Johnny Cash y el tema The Man Comes Around (American IV: The Man Comes Around, 2002). La inmortal canción del Hombre de Negro no sola narra la segunda venida de Jesucristo a la Tierra, sino que manifiesta la férrea fe que mantuvo, durante toda su vida, la leyenda del country. La música no se integra a las imágenes, ni si quiera la serena melodía acompaña el frenético montaje de Niven Howie que acentúan, aun más, el caos y el desamparo en ciernes. Pero recargan el impacto dramático que estas producen desde la ironía y cierto sarcasmo, manifestando la desesperanza y pérdida de fe que acompañarán a los personajes durante toda la película, ya que, obviamente, la visión que Johnny Cash ofrece sobre el Apocalipsis está más ligada al idilio y la reconciliación del hombre con su creador al son de cien millones de ángeles cantando. La visión que Zack Snyder ofrece sobre el Apocalipsis contraria la del narrador, estando más ligada al castigo y mortificación sistemática de Dios con sus hijos al son de cien millones de zombis cantando. ¿O son, quizás, esos los ángeles enviados por Dios para juzgar a los justos y a los injustos? Sea como sea, es un preludio perfecto.

En esta espiritualidad también yacen algunos de los temas que Snyder, influenciado por Romero, tratará en su historia de supervivencia. En Hebreos 10:24-25, versículo sobre la segunda venida del Mesías, se cita textual: ‘preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y las buenas obras’ a lo que sigue ‘no dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca’.Todos los personajes terminan, de una forma u otra, acatando este mandato a lo largo de la película, algunos, como CJ (Michael Kelly), hallando en él la redención mediante una épica reconstrucción del propio personaje. ¿Y qué mejor sitio hay para congregarse que un centro comercial? La infraestructura del pecado donde nosotros, hijos de Dios, damos rienda suelta a nuestros pecados, tales como la avaricia o la gula, y que van unidos, cómo no, a la crítica social de un sistema que basa su propia supervivencia en un círculo vicioso de producción y consumo llamado capitalismo.

El ritmo es desenfrenado y enérgico, pero esto no imposibilita a Snyder de crear atmósferas que adecuen la puesta en escena de secuencias de auténtico terror, muy al contrario que en su última película, en las que los segundos de tensión se resuelven con genuinos espectáculos de balas y casquería en los que de verdad temes por la supervivencia de los personajes. Porque, más o menos desarrollados en las lúdicas escenas con las que nos deja respirar, y, por qué no, reírnos ociosamente descongestionando el argumento (aquí se aprecia la mano de James Gunn), se ven como personas. Vulnerables, con un pasado y unas aspiraciones en las que se profundiza lo suficiente como para que empaticemos con ellos, y que presentan dilemas morales razonablemente humanos para poder identificarnos con los mismos. Ana, Kenneth (Ving Rhames), Michael (Jake Weber), André (Mekhi Phifer) o CJ, todos consiguen que entendamos su causa y que las veamos como justas. Hasta consigue que tengamos aprecio a un personaje que jamás llegamos a conocer como Andy (Bruce Bohne) apelando a la humanidad. Apelando a la palabra de Dios. El ‘preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y las buenas obras’ trasciende la pantalla estableciendo una preciosa conexión entre nosotros y todos y cada uno de los personajes de una forma realmente hermosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tiggy
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