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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
7
Fantástico. Aventuras Cuando el rey de Argos está a punto de sacrificar a su hija Dánae y a su nieto Perseo, Zeus (padre del niño) decide salvarlos y arrasar la ciudad. Perseo crece feliz hasta que la diosa Thetis para vengarse de Zeus, que ha castigado a su hijo Calibos con una horrible deformidad, lo secuestra y lo abandona a su suerte. Al conocer la noticia, Zeus ordena a los demás dioses que ofrezcan a su hijo regalos que le permitan defenderse: una ... [+]
18 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esa frase comienza el periplo de Perseo, hijo del dios Zeus y la mortal Dánae, para salvar la ciudad de Joppa de las envidiosas y vengativas manos de Tetis tras ser su nombre mancillado por los mortales. Perseo se embarcará en una aventura de dimensiones deslumbrantes donde se enfrentará a una extensa lista de horrendas criaturas mitológicas para evitar la masacre indiscriminada de sus compatriotas.

El director de la película es Desmond Davis, el cual no alcanzaría la fama hasta la creación de esta adaptación libre sobre la mitología griega en 1981, siendo su culmen cinematográfico. El tema principal tratado no es otro que el encumbramiento de la figura del héroe enfrentando las adversidades con toda clase de factores en su contra, y la recompensa que albergan estos actos de heroicidad y valentía.

Para ser una aventura convencional, conlleva por razones obvias muchos elementos pertenecientes a la fantasía que tan bien acompaña al género principal en toda clase de películas, poseyendo también un drama intrínseco, momentos cómicos oportunos para crear momentos de inflexión narrativa (utilizando de manera continua a Búbo) y un sonado romance que constituye el motor principal para el protagonista.

Es evidente que se trata de una película destinada a todo tipo de público, pudiendo ser disfrutada a cualquier edad por la capacidad que tiene de transmitir una aventura, basada en la historia, lo cual hace que no pierda ese cierto punto didáctico, y sin ningún tipo de pretensión, simplemente, divertimento en forma de poca profundidad.

La narración es tan básica que se acopla perfectamente a la historia a narrar, utilizando de vez en cuando jump cuts para aligerar el desarrollo de la película y que no exceda en metraje. Diálogos fáciles y adecuados, aún contando con un espacio arquitectónico elaborado con unas localizaciones bien escogidas (en España e Italia, representando el mar Mediterráneo), los precarios efectos especiales que posee para ser una cinta de los años ochenta suele sacar al espectador tanto de la escenografía como, en ocasiones, del espacio fílmico que pretende crear, muy común cuando acude a planos grúa con travelling cenital para escenificar a Perseo a galope de Pegaso. Aún así, el espacio arquitectónico está bastante bien reconstruido y mostrado a través de los encuadres en los que se usan grandes planos generales que muestran el fondo y planos de conjunto que sitúan en planos una gran cantidad de figurantes en elevan la ambientación del espacio de desarrollo, adecuándose muy bien a raccord.

Las interpretaciones de los actores están bastante correctas, convincentes en la gran mayoría de situaciones, aunque sin ninguna realmente destacada entre las demás. Quizás, Laurence Olivier (Zeus) y Maggie Smith (Tetis), que consiguen transmitir a la perfección esa escala de poderes olímpica y los sentimientos antagónicos que representa uno contra otra, haciendo un pequeño debate moralista sobre la condición humana en un choque de actuaciones muy corto, pero relevante.

Tanto decorados como vestuarios son muy aceptables, sabiendo situar al espectador en el contexto histórico apoyado por una interesante fotografía de las costas mediterráneas. Aún así, el diseño de las criaturas resulta muy cutre, en el sentido de que Ray Harryhausen, productor y responsable de los efectos especiales, no se ha estrujado mucho el cerebro para la creación de sus engendros (Cálibos es un fauno, Caronte un esqueleto y Kraken es literalmente la criatura de La mujer y el monstruo, 1954.

La banda sonora de Laurence Rosenthal es un buen aliciente para la ambientación de la aventura, empleándola de forma no-diegética por razones elementales.

La acaparación de muchos elementos en plano que por enfoque el director se vale de los que se mantienen fuera de campo para hacer un mayor conjunto de escenas que se complementan en espacio y tiempo, en alguna ocasión creando a través de un montaje clásico pequeños episodios simultáneos que el espectador, sin duda, se agradece.

Obviando la producción de ciertos aspectos desfasados, y lo mal que ha envejecido, es una película que da una aventura épica que se basa en la gran extensión literaria griega para hacer una adaptación libre asequible para todo tipo de espectadores.
Tiggy
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