Su arranque vuelve a demostrar la limitación de aspectos narrativos al verse pronunciado en mayor medida por coches horteras y personajes asumidos casi como paródicos, donde se recogen las bases exitosas de este comienzo de franquicia en la anterior entrega de Rob Cohen para caracterizar su propia definición.

Esta secuela intenta demostrar que su pesadez e insistencia a la hora de promover carreras y líos entre vándalos y polis posee una seriedad y una consistencia creíble en todo momento, sin embargo, el trabajo ejercido por John Singleton es minúsculo, un producto de sillón para el sueño y la fatiga.

Vin Diesel intenta ser sustituido por Tyresse con la intención de recrear la química con Paul Walker, pero la emocionalidad que transmite esa arriesgada amistad no es palpable en esta secuela, aquí el metraje está sobrecargado y toda su originalidad parece calarse constantemente. "2 Fast 2 Furious" (2003) es una película convalidada como somnífero, con secuencias de coches participando en carreras ilegales junto a una trama de polis contra cacos. Nunca se le exigió a una película de este calibre nada más allá que entretenimiento y diversión, pero es que además de ser agotadora, es insufrible.