Es 1998, no existe facebook, tinder ni instagram, es el tiempo de los chats libres, donde cualquiera podía entrar, conversar con extraños de cualquier parte del país o del mundo, y jugar a ser otra persona, esto era novedoso, una tecnología que marca un abismo entre los adolescentes y sus padres, este es el punto de partida de la película, cuya idea creo no estaba mal planteada, pero si mal ejecutada, pudo haber sido mejor, pero las actuaciones carecen de emociones que otorguen realismo al drama que esta sucediendo, el único que se toma su papel enserio es Dee Snider en su rol del villano con complejos chamanicos y adicto al piercing.