Primero quiero reconocerle su originalidad argumental; a lo largo de La Historia nacen hombres que poseen la cualidad de la inmortalidad, hasta que en el siglo dieciséis de nuestra era llega a su madurez el último de ellos en las montañas de Escocia, y a partir de ahí deberán enfrentarse entre ellos hasta que solamente quede uno; y sólo morirán si pierden la cabeza, literalmente. Francamente yo no recuerdo, al menos en el cine, ningún relato similar.

Los inmortales es un tótem para los seguidores del grupo musical, Queen; cuyas canciones nos acompañan durante toda la película. Pero aparte de la voz de Freddie Mercury, la cinta posee otras virtudes.

Uno, posee continuidad narrativa, resolviendo con gran naturalidad y eficacia los constantes saltos en el tiempo que debe dar para mantener el hilo argumental.

Dos, posee un gran sentido del humor como lo demuestra la escena del duelo mantenido entre Connor MacLeod (Christopher Lambert) y un petimetre cualquiera en un día cualquiera de la segunda mitad del siglo dieciocho.

Por último, veo como único defecto la interpretación de Lambert, del que creo que siempre sobreactúa, pero esto es más una apreciación personal que una crítica certera; y en esta ocasión se lo perdono. Además lo compensan con creces la siempre efectiva presencia de Sean Connery y la dulce sonrisa de Beatie Edney (en el papel de esposa de Connor, en la vieja Escocia).