De todas las películas que en la década de los ochenta lastraron emocionalmente a los adolescentes procedentes de la última hornada del baby boom, destaca esta película con tintes de comedia y que, sin duda, es la mejor entre ellas y en cierto modo; la más agria. Pese a que, en un principio, así no lo parezca. Todo esto es algo que seguramente me discutirán los profundos admiradores de “El club de los cinco”. Pero entre ustedes y yo, “Todo en un día”, tiene más urdimbre, tiene más… cómo lo diría, más… prestancia cinematográfica.

Como comedia la recomiendo generosamente; tiene grandes pinceladas de humor, a veces negro, a veces sarcástico y siempre acido. Pero sobre todo recomiendo, encarecidamente, el número musical que desfila por las calles de Chicago al ritmo de la canción de Los Beatles, "Twist and shout". Transcurriendo en un luminoso día donde resplandece el jovencísimo trío que forman, Matthew Broderick, Mia Sara y Alan Ruck.

Y aunque detesto de este tipo de cine su indolente lamento de, “pobre… niño rico", he de reconocer que en esta ocasión le añade un punto de melancolía que redondea y cierra el círculo en esta esférica… “tragicomedia”.