Quizá Natalie Wood nunca, en la pantalla, volvió a mostrarse tan hermosa, a estar tan esplendida o parecer tan enamorada cómo en “Esplendor en la hierba” y nunca jamás Warren Beatty volvió a parecer tan vulnerable como en esta espléndida película… de amor, de amor juvenil, de primer amor, de amor y romanticismo… Pues sin duda es una obra cumbre del mejor cine romántico, del de antes, del de toda la vida… Del de siempre. Pero además es aún uno de aquellos melodramas de los cincuenta, repletos de angustiosas relaciones paternos filiales y una sangrante relación de los prejuicios o barreras sociales imperantes en la época… bueno, en realidad, ahora tampoco tanto han cambiado ni mucho menos desaparecido, sólo que en nuestros días, en tal sentido, hay más hipocresía… Pero volviendo al mundo de la ficción (siempre el último refugio que nos queda), en esta cinta se despliega un guion deslumbrante y unas enternecedoras, sensibles, duras y a la vez conmovedoras actuaciones, también muy de aquellos años; unos años en que el cine resplandecía en tecnicolor macerado en emociones…