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Voto de Plácido Eldel Motocarro:
9
7,4
1.615
Cine negro. Thriller. Drama
Londres, año 1902. Philip Marshall (Laughton) es un hombre infelizmente casado que conoce y se enamora de Mary Gray, una joven desempleada y depresiva.
3 de abril de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé que las obras cumbres, las mejor consideradas, del director alemán, Robert Siodmak (un exiliado más entre otros grandes realizadores alemanes que dieron días de gloria a Hollywood tras huir del nacionalsocialismo durante los años treinta), son "Forajidos" (1946) y "La escalera de Caracol" (1946), pero mi preferida entre la amplia filmografía de Siodmak es "El sospechoso". Una obra que destaca por su impresionante guion, escrito por Bertram Millhauser, con una narración hermosamente descriptiva, unos diálogos deslumbrantes que describen a cada personaje con cada una de sus frases. Unos personajes que no nos pasan indiferentes, unos se nos hacen repulsivos, otros desprenden ternura, y todos, como la vida misma, muestran su mejor y peor cara; además de verse arrastrados por las circunstancias. Personajes interpretados por unos actores y actrices que no dejarán nunca de admirarme, nunca de sorprenderme y de los que jamás me cansaré; de sus variadas facetas, de su naturalidad, de, el no dejarse encasillar. Naturalmente, hablo de Laughton, Henry Daniell, Ella Raines o Rosalind Ivan. Pero esta vez fue Molly Lamont (en el papel de la frágil señora Simmons), la que me dejó un inesperado y grato recuerdo, pese a que evidentemente Laughton está impresionante y Daniell (en el marido de aquella) elabora a su personaje de un modo fascinante…
Luego fue rodada con todo el sabor del cine negro, aunque algo alejado del de los tipos duros, las mujeres fatales y la violencia a flor de piel. A cambio hallamos secuencias que son capaces de describir toda la crudeza que representan (de una de ellas hablaré en el spoiler, porque esta película se merece un spoiler). Le sigue en espectacularidad, una fotografía en su justo tono, fascinante en la niebla, descriptiva en las sombras, tenebrosa en la noche, luminosa en el día. Y qué decir de la banda sonora, no sólo en sus radiantes melodías, en los movimientos que acompañan a la intriga, sino en los pasos, de unos tacones, sonando a través de la bruma, por las empedradas calles londinenses, iluminadas por luz de gas.
Y daré, para finalizar, un resumen de su argumento: Míster Marshall (Laughton), es un hombre maduro que habita una casa sita en una pretenciosa calle londinense, junto a su esposa Cora (Rosalind Ivan), a la que no soporta, y su hijo John (Dean Harens), ya mayor, que se independizará durante las primeras secuencias de la cinta. El señor Marshall es un caballero amable con sus vecinos, un hombre querido y apreciado en su trabajo. Una tarde Philip Marshall conocerá a la joven Mary (Ella Raines), por la que en principio siente compasión, con la que iniciará una amistad, que poco a poco va derivando en algo más. Philip le propone a su esposa el divorcio, pero ésta se niega, además, celosa, llega incluso a seguirle. Y Philip que es un hombre honrado, decide romper con su joven amada y tratar, de algún modo, sobrellevar su matrimonio. Pero una noche víspera de Navidad, la historia toma un giro, no del todo inesperado, y la señora Marshall fallecerá esa misma noche, en principio por lo que es calificado como un accidente… A partir de aquí intervendrá un testarudo policía, el inspector Huxley (Stanley Ridges), y el enviudado señor Marshall; se convertirá en el sospechoso…
Luego fue rodada con todo el sabor del cine negro, aunque algo alejado del de los tipos duros, las mujeres fatales y la violencia a flor de piel. A cambio hallamos secuencias que son capaces de describir toda la crudeza que representan (de una de ellas hablaré en el spoiler, porque esta película se merece un spoiler). Le sigue en espectacularidad, una fotografía en su justo tono, fascinante en la niebla, descriptiva en las sombras, tenebrosa en la noche, luminosa en el día. Y qué decir de la banda sonora, no sólo en sus radiantes melodías, en los movimientos que acompañan a la intriga, sino en los pasos, de unos tacones, sonando a través de la bruma, por las empedradas calles londinenses, iluminadas por luz de gas.
Y daré, para finalizar, un resumen de su argumento: Míster Marshall (Laughton), es un hombre maduro que habita una casa sita en una pretenciosa calle londinense, junto a su esposa Cora (Rosalind Ivan), a la que no soporta, y su hijo John (Dean Harens), ya mayor, que se independizará durante las primeras secuencias de la cinta. El señor Marshall es un caballero amable con sus vecinos, un hombre querido y apreciado en su trabajo. Una tarde Philip Marshall conocerá a la joven Mary (Ella Raines), por la que en principio siente compasión, con la que iniciará una amistad, que poco a poco va derivando en algo más. Philip le propone a su esposa el divorcio, pero ésta se niega, además, celosa, llega incluso a seguirle. Y Philip que es un hombre honrado, decide romper con su joven amada y tratar, de algún modo, sobrellevar su matrimonio. Pero una noche víspera de Navidad, la historia toma un giro, no del todo inesperado, y la señora Marshall fallecerá esa misma noche, en principio por lo que es calificado como un accidente… A partir de aquí intervendrá un testarudo policía, el inspector Huxley (Stanley Ridges), y el enviudado señor Marshall; se convertirá en el sospechoso…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Me subyugó aquella larga escena, casi toda en plano secuencia, en la que el Señor Simmons (Henry Daniell), le hace chantaje a Marshall (Laughton), en la casa de éste. Y el personaje de Daniell se va haciendo depreciable, a través de los ojos de Laughton, al espectador, durante un deslumbrante diálogo en que ambos actores están prodigiosos. Y vemos en los ojos de Laughton, en esos ojos en los que siempre asoma una contenida picardía, como va justificándose a sí mismo por lo que su mente va maquinando, cuando recuerda la peligrosa medicina que guarda en un cajón. Y Simmons, un bebedor empedernido, no es capaz de rechazar un vaso de güisqui, y con él la muerte. Entonces Simmons comienza a parlotear sobre su superioridad como hombre, sobre su audacia, menospreciando a Marshall por su bondad, tachándola de cobardía. Entonces, siente en el estómago, el primer aguijón de la muerte. Y en un final, de secuencia, fastuoso, interpreta una de las mejores muertes que yo haya visto en el cine, de tal modo, que por un personaje, al que habíamos detestado hacía unos planos, sentimos cierta admiración… En una de esas secuencias que dejan sabor a buen cine.
Luego, en esta película, siempre me quedó la duda de si en realidad Marshall asesinó a su esposa, en principio tal se indica cuando aprieta con ira su viejo bastón y cuando más tarde se nos hace saber, mientras el hijo busca un paraguas, que éste ha desaparecido. Pero es algo que queda abierto a la interpretación del espectador. De todos modos, sea como sea, el señor Marshall no se arrepiente de ello y ni mucho menos por quitarle la vida al despreciable chantajista, y maltratador, señor Simmons. Ninguno de estos crímenes perturbará su conciencia, pero se verá concernido a entregarse ante el hecho de que una mujer inocente (la señora Simmons) a la que aprecia, sea inculpada por la muerte de su esposo… Y Philip Marshall, tras abandonar el barco que, con su hijo y su joven esposa, le llevaría a ponerse a salvo en el Canadá, pasea pensativo por las calles de Londres, como despidiéndose de ellas, cuando en un plano cenital aparece el “The End”…
Luego, en esta película, siempre me quedó la duda de si en realidad Marshall asesinó a su esposa, en principio tal se indica cuando aprieta con ira su viejo bastón y cuando más tarde se nos hace saber, mientras el hijo busca un paraguas, que éste ha desaparecido. Pero es algo que queda abierto a la interpretación del espectador. De todos modos, sea como sea, el señor Marshall no se arrepiente de ello y ni mucho menos por quitarle la vida al despreciable chantajista, y maltratador, señor Simmons. Ninguno de estos crímenes perturbará su conciencia, pero se verá concernido a entregarse ante el hecho de que una mujer inocente (la señora Simmons) a la que aprecia, sea inculpada por la muerte de su esposo… Y Philip Marshall, tras abandonar el barco que, con su hijo y su joven esposa, le llevaría a ponerse a salvo en el Canadá, pasea pensativo por las calles de Londres, como despidiéndose de ellas, cuando en un plano cenital aparece el “The End”…