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Voto de Plácido Eldel Motocarro:
8
Acción. Thriller Como los hombres sin honor, llamados "Ronin" en Japón, en Europa abundan los expertos en peligrosas operaciones secretas que venden sus servicios al mejor postor. Estos mercenarios se limitan a cumplir la misión que les han encomendado, pero ignoran para quién trabajan y cuáles son los verdaderos objetivos de su actividad. En este caso, sólo saben que deben encontrar una misteriosa maleta.
14 de abril de 2023
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Se puede considerar un thriller de espías y, cómo tal, tiene cierto interés, pero nada más que "cierto". Mas en lo que sí tiene, un interés cierto, es en la acción, en las secuencias de acción, sobre todo, en dos persecuciones automovilísticas, verdaderamente impresionantes, verdaderamente trepidantes, rodadas al viejo modo, a la vieja usanza, al estilo de la vieja escuela (sin artificios digitales). Esa vieja escuela de especialistas, forjada en cintas cómo, "Bullit", pero, sobre todo, en la otra era dorada, además de los noventa, del cine de acción; los años setenta; donde Frankenheimer nos dio, algunas buenas muestras, de ello.

Un Ronin (de ahí el título de la película), era un samurái caído en desgracia, tras haber dejado de servir a un señor, perdiendo, por ello, el honor, convirtiéndose, a partir de entonces, en un mercenario que lucharía para la causa del mejor postor. Y, eso, son, Ronins de hoy en día, los personajes que se reunirán en un café parisino a punto de cerrar. Y una vez establecida la conexión, cada, hombre contratado, irá demostrando, según cada cual, tanto su falta cómo su alto grado de profesionalidad...

Pero volviendo al primer párrafo, si las secuencias de la persecución por las calles y carreteras de Niza son inenarrables, las que se desarrollan por las calles de París, por la "M-30" parisina, concretamente por el túnel donde se matase Diana de Gales, son, simplemente, de una espectacularidad indescriptible; hay que verla para creerlo... Así que, si todavía no lo han hecho, les recomiendo hacerlo…

Pero además, la acción, está respaldada, por las buenas actuaciones de su excelso elenco; del que, además de destacar al siempre contundente De Niro y al equilibrado Reno, no cabe olvidar a McElhone o Pryce, sin poder dejar de mencionar la intervención estelar del veterano actor francés, Michael Lonsdale (“Chacal”, 1973). Todos, en un largometraje que es, renacer, y "canto del cisne", para John Frankenheimer; un director que tuvo su mejor momento en la década de los sesenta y sus mejores películas en los años setenta -“Orgullo de estirpe” (1971) y “Domingo Negro” (1977), según mi opinión- pese a que, seguramente, su obra mejor considerada, sea, “El hombre de Alcatraz (1962). Y, estas Tres cintas, junto a ésta (“Ronin”), conforman, las cuatro esenciales, del realizador neoyorquino, también, según mi opinión.
Plácido Eldel Motocarro
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