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Voto de Plácido Eldel Motocarro:
8
6,6
684
Drama. Bélico
A pesar de su origen humilde, Bruno Stachel (George Peppard) ha logrado convertirse en piloto, aunque durante el camino no ha tenido inconveniente en pisar, a veces de forma deliberada, las sensibilidades de sus aristocráticos camaradas. Bruno gana el Águila Azul, la condecoración más importante a la que puede aspirar un aviador y se convierte en un héroe nacional. El general Von Klugermann (James Mason) decide explotar la fama del ... [+]
22 de agosto de 2021
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El título de la película ,“The Blue Max” (Dier Blauer Max -El máximo azul de modo literal, aunque en nuestro idioma sonaría mejor cómo, La máxima azul-), hace referencia al nombre que comúnmente daban los pilotos alemanes, durante la primera guerra mundial, al máximo galardón del ejército prusiano, la cruz azul denominada “Pour le Mérite”, condecoración que tanto ambiciona nuestro protagonista -el teniente Stachel (George Peppard)-; pero expresa también un juego de palabras entre el nombre dado tanto a la medalla cómo al lugar donde éstas se obtenían, el máximo azul (el cielo).
Película de guerra donde aún prosperaban aquellas acrobacias aéreas realizadas por aquellos formidables y alocados circos volantes subidos en sus locos cacharros. Y que fue dirigida, en su primera gran producción norteamericana, por John Guillermin; oportunidad que el realizador londinense -gran especialista en el cine de acción- no desaprovecharía. Pero aparte de los magníficos planos entre las nubes, la película rebosa encanto suficiente a través de un relato diáfano y seductor, entre unos personajes tan bien definidos cómo bien interpretados; o si no qué decir de James Mason y su adusta prestancia, a la que tan bien acompañan tanto la arrogante masculinidad de George Peppard cómo la insinuante y seductora audacia femenina de Ursula Andress, sin olvidar; la aristocrática estampa del elegante actor inglés, Jeremy Kemp.
Reconozco en ella ese fabuloso hacer tan poco reconocido cómo arriesgado de los especialistas de cine entre mitad de los sesenta y la mayor parte de la década de los setenta que nos dejaron secuencias tan memorables cómo aquella persecución automovilística por las calles de San Francisco en “Bullitt”, por las de Nueva York en “The French Connection” o aquel ataque aéreo a Pearl Harbor en “Tora!, Tora!, Tora!”. Reconozco en ella esa época que revitalizó el cine de acción de un modo que no pudo ser alcanzado hasta que a través de la digitalización se pudo rodar todo lo que en la imaginación cupiese sin riesgos humanos ni materiales.
Película de guerra donde aún prosperaban aquellas acrobacias aéreas realizadas por aquellos formidables y alocados circos volantes subidos en sus locos cacharros. Y que fue dirigida, en su primera gran producción norteamericana, por John Guillermin; oportunidad que el realizador londinense -gran especialista en el cine de acción- no desaprovecharía. Pero aparte de los magníficos planos entre las nubes, la película rebosa encanto suficiente a través de un relato diáfano y seductor, entre unos personajes tan bien definidos cómo bien interpretados; o si no qué decir de James Mason y su adusta prestancia, a la que tan bien acompañan tanto la arrogante masculinidad de George Peppard cómo la insinuante y seductora audacia femenina de Ursula Andress, sin olvidar; la aristocrática estampa del elegante actor inglés, Jeremy Kemp.
Reconozco en ella ese fabuloso hacer tan poco reconocido cómo arriesgado de los especialistas de cine entre mitad de los sesenta y la mayor parte de la década de los setenta que nos dejaron secuencias tan memorables cómo aquella persecución automovilística por las calles de San Francisco en “Bullitt”, por las de Nueva York en “The French Connection” o aquel ataque aéreo a Pearl Harbor en “Tora!, Tora!, Tora!”. Reconozco en ella esa época que revitalizó el cine de acción de un modo que no pudo ser alcanzado hasta que a través de la digitalización se pudo rodar todo lo que en la imaginación cupiese sin riesgos humanos ni materiales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No quería terminar sin recordar con ustedes aquella escalofriante secuencia final en la que el general Count von Klugermann (James Mason) lentamente conduce un sello hacia el último informe en el expediente del teniente Stachel (George Peppard) mientras fuera se escucha caer en picado el avión que éste pilota, sellándolo justo cuando éste se estrella, ante la despavorida mirada de la condesa Kaeti von Klugermann (Ursula Andress), esposa suya y amante de aquel. Demostrando lo absoluto del poder y de cómo los hombres poderosos sacrifican a sus peones sin el menor escrúpulo, dejándolos subir o caer sólo al dictado de sus momentáneos intereses.