En el periodo entre la muerte de Walt Disney en 1966, la meca pionera de animación transigió uno de los momentos más "deplorables" de su historia tanto en ideas originales como en animaciones suntuosas, debido a esto, decenas de productos lanzados durante fechas posteriores son clasificados actualmente como "no clásicos". Exactamente en 1977, la casa del ratón estrenaba "Pete's Dragon", bajo la dirección de Don Chaffey, historia escrita por Seton I. Miller que ponía en manifiesto la adherencia entre la nostálgica y sincera amistad con la obra maestra de 1942, "Bambi".

Casi cuatro décadas después, serian Bryce Dallas Howard, Robert Redford y Oakes Fegley quienes intentan forjar un nuevo inicio para el celebre dragón rosa y verde, sin embargo, a pesar de que acrecientan la dulzura y el carisma de la original, no basta para nivelar el nivel de excelencia de filmes live-action de la compañía.

De la ingeniosa mente que concibió el drama-romance de 2013, " Ain't Them Bodies Saints", llega una conceptualización radicalmente dispar del ignorado fiasco comercial de Disney, "Pete's Dragon". David Lowery, un hombre con pocos títulos cinematográficos a sus espaldas, fue fichado junto a su co-escritor predilecto Toby Halbrooks por Walt D. para dirigir y escribir no solamente este acogedor remake, sino también una reinvención más de la calcinada historia de "Peter Pan" en vísperas de estrenarse en 2019.

Fue Nueva Zelanda el set elegido para recrear el bosque tupido de altos y asfixiantes pinos verdes en la historia original, la nueva versión no prescinde de aquella locación para asentar a el pequeño protagonista, Pete (Oakes Fegley), dentro de la verde frondosidad luego de un aparatoso accidente automovilístico que mató a sus dos padres. Seis años después, una guardabosques (Bryce Dallas Howard) descubre a el primitivo y salvaje infante y decide llevarlo a casa para cuidar de él e intentar encontrarle un rumbo. Pero la fidelidad de Pete por quien le ayudo ha sobrevivir en la profundidad del bosque, ratifica las leyendas locales sobre un ser mitológico que ronda dicha área, un dragón, el gran dragón verde, quien ahora debe ser rescatado de las garras de los perniciosos deforestadores.

La fantasía de Lowery se aleja abismalmente del filme original, teniendo en cuenta que aquel era un musical animado en el que Elliot debía proteger a un indefenso niño huérfano. Esta vez, desarrollan nuevos e inclusive superiores aspectos en la oleada de personajes, giros argumentales, banda sonora y por supuesto los efectos especiales. Stone Street Studios es el responsable del restituido Elliot, un dragón mucho más domesticado, más grande, mas verde pero menos realista, ya que, su integración mediante animación CGI es palpable y podemos detallar que nuestro amigo escupe fuego no esta allí. Aun así, su tierna y lozana apariencia conecta inmediatamente con la idea de no considerarlo como algo netamente quimérico, ipso facto relacionándolo con un adorable canino o un dulce oso polar.

A pesar del ostentoso elenco que logro conseguir el filme, un guión en ocasiones formulaico y calmoso no explota todo el potencial de sus protagonistas, simplemente se limitan a caras con expresiones de perplejidad, felicidad, tristeza y esperanza. Sin embargo, Pete (extremadamente parecido a Mogli) puede guiar el trascurso de toda la película con satisfacción, a pesar de su corta edad.

Mas allá de su exagerado propósito educativo para los niños, la película intentar dejar un mensaje ecologista a cada espectador, especialmente en lo que se refiere a la tala de arboles y a la protección severa de todo lo que allí alberga. Un truco para descubrir dicha función, es la conexión de Grace y Pete con la naturaleza, un irrefutable aviso de ambientalismo. Ademas, apoyan su arraigada finalidad mediante exuberantes y vistosos paisajes utilizados como sets de rodaje.

Parece que "la casa del ratón" se esta quedando sin ideas. "Pete's Dragon" no gozaba de expectación excesiva como otros filmes de Disney, y aun así, recibió buenos ingresos en la taquilla mundial. Así que, la era de los remakes y reboots prosigue por dinero, tradición, amor, o estancamientos creativos; centenares están por venir. Y después de que las ideas originales se extingan ¿Harán remakes de los remakes? Todo esto es un éxito infundado, sin bases solidificadas que en algún momento se vendrán el suelo. Por lo tanto, Pete y su dragón es una excusa tolerable para pagar un boleto de cine, puntualizando que la suntuosidad y esplendor característicos de la compañía no están presentes, es como una pasable aventura indie.