La película nos cuenta la historia de un chaval que trabaja en una gran compañía de telefonía que por un motivo u otro se ve obligado a entrar en la compañía rival para intentar descubrir qué es el misterioso producto que sacarán al mercado en breve: espionaje industrial.

Se nos viste todo alrededor de la figura de Adam, un chaval que quiere triunfar sobre todo lo demás y que tendrá que traicionar a los que le rodean para poder seguir adelante.

Lo que supone un tramo inicial bastante decente, con apariciones de los pesos pesados de la película (Oldman y Ford) con implicaciones interesantes e incluso una incipiente historia de amor acaba en un despropósito digno de las peores cintas thriller de sobremesa.

Es una auténtica pena la deriva que toma la película y lo aburrido que llega a ser cuando empieza la acción, un bajón importante y una caída a los topicazos más manidos del cine del género.

Si quitamos esos últimos tres cuartos de hora nos queda una película entretenida, bien realizada e incluso interesante. Si se los sumamos nos queda un producto que se queda a medias, sin alma y que tira de lo ya visto sin acabar de conjuntarlo bien. Ni tan sólo Ford y Oldman (con bastantes frases en la película) consiguen salvar una cinta sin carisma que queda en entretenimiento normalito, de ese que acabas viendo porque no dan otra cosa por la peli pero que nadie te recomendará.

Eso sí, creo que la nota que tiene en Filmaffinity (y no digo nada de la de Metacritic) es excesivamente baja, al final tienes una hora tres cuartos de entretenimiento insustancial, de ese que no ofende y que puede incluso llegar a gustar a cierto público objetivo.