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España España · Madrid
Voto de loganxxx:
9
Thriller. Drama La vida de Erica Bain (Jodie Foster), una locutora de radio neoyorquina, da un giro dramático cuando una noche, en plena calle, ella y su prometido (Naveen Andrews) reciben una brutal paliza a raíz de la cual él muere. Incapaz de superar la tragedia, Erica sigue rondando la zona en la que los atacaron, buscando pistas que la lleven a los responsables. Un agente de policía (Terrence Howard) intuye sus intenciones y trata de evitar que se ... [+]
29 de septiembre de 2007
47 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrados como estamos los espectadores a visionar películas de mensaje fácil, en las cuales los buenos son buenísimos y los malos malísimos, o películas simples y aptas para los encefalogramas planos de un elevado porcentaje de la audiencia, resulta sorprendente encontrar cintas como la presente, que se arriesgan y se tambalean en un delgado filo para mostrar esa parte de nosotros mismos que tanto miedo nos da aceptar, e incluso mostrar.

El gran valor de “La extraña que hay en ti” (auténtica aberración de traducción del título original, que sería algo así como “La valiente”), es lo arriesgado de su guión, así como su prodigiosa capacidad para envolver al espectador en una telaraña emocional con el único fin de conducirlo a un clímax final perfectamente medido y estudiado y de (tal vez haciendo honor al título) valiente resolución.

La estupenda y desgarrada interpretación de Foster consigue trasmitir la lenta y profunda mutación sufrida por una mujer sometida a la poderosa amenaza del miedo irracional, y cómo ese deterioro va despedazando los valores morales y trasformando al individuo en algo más cercano a un animal que un ser humano. Esa progresiva destrucción se acompaña de una carga emocional proyectada a través de la visión del personaje del policía, que asiste al proceso sin conocer las causas reales, pero involucrándose de forma evidente en la cuestión (puramente emocional), y sin dudar ni un momento en ofrecer su apoyo a la protagonista.

Jordan dirige el filme con un pulso férreo y sin fisuras que atenaza al espectador y le hace partícipe del sorprendente placer que proporciona la venganza. Un placer amoral pero absolutamente inevitable ante un proceso tan evidente de deterioro emocional. Y lo arriesgado del filme es mantener ese pulso con maestría hasta el asombroso final, donde, en equilibrio en el filo de la navaja entro lo justo y lo injusto, lo moral y lo amoral, lo obvio y lo sorprendente, el espectador descubre con pavor que el dilema dejó de ser moral hace tiempo, y se convirtió en puramente emocional.

El filme no justifica nada, ésa sería una visión simplista del asunto. Lo incorrecto sigue siendo evidente ante nuestros ojos. Lo pavoroso es con cuánta fragilidad se desmorona nuestra humanidad en las situaciones límite. Debemos creer en el sistema y en la justicia si queremos vivir en sociedad, pero, en nuestro interior, el derecho natural a la venganza –que nos es prohibido por nuestra necesidad de convivencia y nuestra concienciación como seres civilizados– siempre acecha, como un lobo agazapado. Porque aunque nuestro intelecto y nuestra ética nos impulsen –o al menos deberían impulsarnos siempre– a hacer lo correcto (hecho loable que nos convierte en animales racionales), como seres humanos, nuestra parte animal sigue ahí, en lo más profundo. Y a veces sale… Y no sabe de moral, ni de justicia, ni de paciencia… y es incontrolable.

Completamente incontrolable.
loganxxx
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