Una película previsible, con personajes planos y estereotipados, además de un guión pobre (al igual que su argumento). El motivo por el cual le pongo dos puntos se justifica únicamente con los efectos visuales y la fotografía. Bajo mi punto de vista esta ha sido una experiencia que queda muy alejada de una supuesta realidad futurista en la que un astronauta queda aislado y debe pasar penurias para sobrevivir: tras media hora transcurrida en el film, el protagonista se encuentra como pez en el agua en Marte (es capaz de cultivar patatas más grandes que las que yo cultivo en mi huerto), como si su entorno hostil se asemejase a un hotel de cinco estrellas. El final es previsible, todo es muy bonito y todos acaban contentos (hasta los chinos); esto incluye un romance metido con calzador entre dos astronautas en los compases finales de la cinta (hasta ese momento no se habían hecho mucho caso el uno al otro). Me es indiferente que esta película cumpla a rajatabla con los preceptos del libro “El Marciano” de Andy Weir: estoy tratando de hacer una crítica sobre un film, no sobre un libro, y como film, en mi opinión, deja mucho que desear. En fin, casi dos horas y media de mi vida perdidas, menos mal que fui a verla durante la fiesta del cine y tan sólo tuve que pagar 2,90€.