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Voto de AdolfoOrtega:
8
Western Terminada la Guerra de Secesión (1861-1865) y después de haber sobrevivido a una matanza de los indios, el ganadero Tom Dunson (John Wayne) y su hijo adoptivo Matthew Garth (Montgomery Clift) proyectan trasladar diez mil cabezas de ganado desde Texas hasta Missouri. Nadie hasta entonces había intentado una operación de tal envergadura. (FILMAFFINITY)
6 de marzo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo, alllá lejos, en el edén de mis primeros años, unas rígidas figuras monocromas de plástico plastificado, que emulaban personajes del oeste americano. Indios y vaqueros, con sus caballos y algún que otro carromato. Sus vivos colores resaltan en mi memoria, en contraste con sus rasgos inexpresivos, que además el tiempo, infalible, se ha encargado de difuminar. Difícilmente podía mantenerlos en equilibrio con su basta base, y su simpleza impide considerarlos siquiera juguetes, pero para un niño como yo servían de estímulo para hacer volar su imaginación, que pintaba verdes praderas extensas donde sólo había un frío suelo de terrazo. Lo que nunca supe era por qué a los vaqueros se les llamaba así. Los que pastoreaban las vacas en mi pueblo no llevaban esos sombreros, ni un lazo, ni un Colt enfundado en el cinturón.

Estas imágenes las ha rescatado de un apartado rincón de mi memoria esta película, filmada por el maestro Howard Hawks en 1948. Sólo por evocar recuerdos tan agradables, que me transportan por un instante a ese momento de mi vida de total despreocupación tan parecido a la felicidad, merece una buena nota por mi parte. Pero, además, se trata de una buena película. El director estadounidense juega con los elementos más característicos del género: Parajes inabarcables con la mirada, indios escandalosos, duelos de pistola, donde sólo sobrevive el más rápido en desenfundar, caballos inagotables y fieles... y forja una historia, para lo que cuenta con un John Wayne que empezaba a forjar su leyenda, y con un Montgomery Clift en su primer papel, en el que está simplemente perfecto. Nos habla de la ambición, del liderazgo, del relevo generacional, recurriendo a miradas y gestos, a cambios en el carácter de los personajes, que evolucinan a la par del film. Sólo el romance entre Dunson hijo y una aldeana, totalmente prescindible, condiciona la película, y la condena a un final que no está a la altura del resto de la producción, estropeando, en mi opinión, el esperado encuentro entre padre e hijo.

En cualquier caso, nos encontramos con una de las películas que mejor presenta y maneja los elementos del Western, en su versión más clásica. Después de verla, por fin comprendí por qué a los vaqueros se les llama vaqueros.
AdolfoOrtega
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