Monster´s Ball es algo más que Halle Berry, si bien su interpretación es a priori el principal aliciente para asomarnos a este título. Berry nos presenta a un personaje de una belleza sencilla, exenta de glamour pero llena de una sensualidad solapada que se nos manifiesta finalmente de una manera salvaje. Como un volcán, bello y sereno, hasta que entra en erupción.

Pero, como decíamos, la cinta va más allá de la presentación de la actriz a la cima de Hollywood. Se trata de una película optimista en su crudeza que nos recuerda que siempre es posible superar nuestros prejuicios más afianzados, a la par que se convierte en un precioso retrato de la angustia de la soledad.

Tres generaciones de una misma familia trabajan como funcionarios de prisiones. Abuelo, padre y nieto son verdugos. Y ser verdugo, como le pasaba a Pepe Isbert y a su yerno en la España de posguerra, condiciona mucho. El viejo se escuda tras un caparazón de odio, disfrutando en su rol de justiciero. El joven, que es sensible, no consigue adaptarse a su propia celda de soledad e incomunicación. Y es el padre, protagonista principal, quien intenta convivir con su macabro oficio recurriendo a una fría responsabilidad, sin implicaciones emocionales a la postre fatales para su familia. Sólo el encuentro con la viuda del último condenado lo rescatarán de esa calculada ausencia de sentimientos, y abre una puerta a una nueva vida en la que no hay cabida para los prejuicios raciales tan firmemente anclados en su personalidad. Tres maneras de afrontar la soledad del verdugo, de convivir con la condena de quienes aplican las condenas.