Entretenida y la puesta en escena cuidada. Rodada al 100 por 100% en estudio. Por desgracia a mitad de película se vuelve tan previsible que solamente la salvan los grandes actores que participaron. Resaltar a Ray Milland en su escrupulosa interpretación. Charles Laughton, encantador en su papel de villano, maniático y megalomaníaco.
Gran reparto que con los minuciosos decorados la salvan de ser un fiasco considerable.
Han hablado de un remake. Prefiero no perder el tiempo. La idea no da para más.
Me quedo con los primeros planos del inmenso Laughton, con esos tics, cuando comete el punto de inflexión para que la historia continué. Quién la vea sabrá a que me refiero.
Los dos primeros actos son notables. Narrando como si de una comedia se tratase. Para mí la mayor virtud de la historia. Recomendable pues. Al papá de Mia Farrow, le falto dar la estocada de la sorpresa.