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Voto de Ángel Suárez:
10
2021
Darren Star (Creador), Michael Patrick King (Creador) ...
5,3
1.781
Serie de TV. Romance. Comedia
Serie de TV (2021-). 10 episodios. Secuela de la aclamada "Sex and the City" (1998-2004) en formato miniserie y ambientada en la actualidad. Sin el personaje de Samantha (Kim Cattrall), la serie sigue a las neoyorquinas Carrie, Miranda y Charlotte mientras navegan por el viaje desde la complicada realidad de la vida y la amistad de los 30 hasta la realidad aún más complicada de la vida y la amistad a los 50. En agosto de 2023 fue renovada por una 3ª temporada. [+]
8 de febrero de 2022
2 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
And Just Like That es virtuosa en todos y cada uno de los puntos de su guion. No pretende entretener sino manipular los procesos cognitivos humanos a través de —como en todo tipo de ámbitos— las emociones. Antes de pasar al destripe en la zona "spoiler" debemos recordar que una de las mentiras más grandes que nos cuentan a todos desde pequeños es que el ser humano es un ser racional. ¡Falso! Somos profundamente emocionales, y por eso programables como las máquinas biológicas y mentales que somos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Seré escueto y al grano; sin adornos. Carrie tiene una pareja imposible para hacer sentir mal a todas aquellas mujeres a las que no esperan cada día para poner discos, beber unos vinos y tener sexo maravilloso. No obstante los creadores deciden normalizar los ataques al corazón en medio de un aumento repentino de tales en la sociedad —los más despiertos sabrán lo que está ocurriendo— y se lo sacan de en medio para que ella pueda dar rienda suelta a la vida distópica que quieren promocionar entre los adeptos a la ¿serie?
Como las otras protagonistas están como maracas y entregadas de pleno a la ideología de g€n€r0, ella adopta el rol más conservador pero ultracomprensivo con cualquier opción —la que sea, así fuese hacer el amor con árboles—; Carrie es, comprensiva. Y moderna. Lo lleva al extremo de que en su personaje, moderno equivale a bueno. La cuota de g€n€r0 reservada para Che y la hije de Charlotte se complementa con una Miranda poseída por la primera al punto de dejar al marido y abandonarlo todo por Elle. Aquí introducen otra de las técnicas favoritas para destruir la mente de las mujeres progresistas y burguesitas: la inversión de roles.
Los creadores de contenidos muestran a la pareja de Miranda en una actitud pasiva, pusilánime, incluso aburrida; de tan bueno e insulso se vuelve casi odioso. Hacen compresible que lo deje por une Elle que no sólo folla como los ángeles sino que es ingeniosa al extremo en sus monólogos, incluso virtuosa como artista. Se marca una canción maravillosa —tras ingerir un par de chupitos de penalti; porque no pueden faltar unos buenos disvalores y condicionamiento al alcohol— con su grupo trans o algo de eso moderno de ahora. Pero sigamos con la inversión de roles porque lo utilizan con otros tres personajes.
Por un lado está la pareja de negros americanos —no puedo escribir "de color" ni "afromericanos"; son negros y está bien que lo sean; sobran tonterías— donde él es que quiere tener un hijo, y ella lo considera una carga, o una presión social que no desea dado que su vida es... perfecta como está. Él no sólo es que quiera tener un hijo, lo siente en plan hombre que desea ser madre. Emocional, desde dentro. Creo que me explico. Aderezan toda esta situación con la dificultad para quedarse embarazada normalizando así algo tan poco natural como tener hijos tardíos o la fecundación artificial. Pero amigos, es la modernidad. Recordemos que moderno es igual bueno. En esta serie las ideas tienen fecha. Da igual su contenido que la más moderna abroga a la anterior. Sobre todo si procede de una ideología que no sea la progresista de izquierda moderna. Bien, pintan a la pareja de perfecta, sin embargo, el tema del no hijo les lleva a ir discutiendo un día en el coche al punto de que dan un frenazo ante un paso de cebra. ¿Y quién cruzaba por allí? Una pareja de gais con un carrito de bebé. Uno de los gais se abalanza sobre la ventanilla gritándoles: «¡Que tengo un niño! ¡Que tengo un niño!». Esto es de rendirse ante los creadores. La excelencia de incidir en el tema de la maternidad desde la inversión de roles y, a la vez, normalizar la adopción por parte de parejas gais, es colosal. De diez sobre diez. (*)
Falta la nueva amiga de Carrie, la india que no me acuerdo como se llama pero existe sólo para condicionar al uso de Tinder. Esta mujer tiene también un rol masculino de libro. Incluso sabe que los que salen en Tinder mordiendo la patilla de las gafas follan bien. Se queja de que no encuentra el amor en un puro disimulo, y cuando lo encuentra es en un descerebrado dueño de discoteca que la tiene tres días seguidos en una habitación de hotel y ni al tercero la deja hablar por teléfono de tanta pasión. Se me terminan los caracteres...
(*) Iba a explicar que un niño que va a ser adoptado perdió en lo natural a un padre y una madre, y es lo que, pudiendo ser, debe reponérsele. No decidir ideológicamente ni por falacias que sólo necesita que lo quieran. No puedo escribir más. Un saludo a todes
Como las otras protagonistas están como maracas y entregadas de pleno a la ideología de g€n€r0, ella adopta el rol más conservador pero ultracomprensivo con cualquier opción —la que sea, así fuese hacer el amor con árboles—; Carrie es, comprensiva. Y moderna. Lo lleva al extremo de que en su personaje, moderno equivale a bueno. La cuota de g€n€r0 reservada para Che y la hije de Charlotte se complementa con una Miranda poseída por la primera al punto de dejar al marido y abandonarlo todo por Elle. Aquí introducen otra de las técnicas favoritas para destruir la mente de las mujeres progresistas y burguesitas: la inversión de roles.
Los creadores de contenidos muestran a la pareja de Miranda en una actitud pasiva, pusilánime, incluso aburrida; de tan bueno e insulso se vuelve casi odioso. Hacen compresible que lo deje por une Elle que no sólo folla como los ángeles sino que es ingeniosa al extremo en sus monólogos, incluso virtuosa como artista. Se marca una canción maravillosa —tras ingerir un par de chupitos de penalti; porque no pueden faltar unos buenos disvalores y condicionamiento al alcohol— con su grupo trans o algo de eso moderno de ahora. Pero sigamos con la inversión de roles porque lo utilizan con otros tres personajes.
Por un lado está la pareja de negros americanos —no puedo escribir "de color" ni "afromericanos"; son negros y está bien que lo sean; sobran tonterías— donde él es que quiere tener un hijo, y ella lo considera una carga, o una presión social que no desea dado que su vida es... perfecta como está. Él no sólo es que quiera tener un hijo, lo siente en plan hombre que desea ser madre. Emocional, desde dentro. Creo que me explico. Aderezan toda esta situación con la dificultad para quedarse embarazada normalizando así algo tan poco natural como tener hijos tardíos o la fecundación artificial. Pero amigos, es la modernidad. Recordemos que moderno es igual bueno. En esta serie las ideas tienen fecha. Da igual su contenido que la más moderna abroga a la anterior. Sobre todo si procede de una ideología que no sea la progresista de izquierda moderna. Bien, pintan a la pareja de perfecta, sin embargo, el tema del no hijo les lleva a ir discutiendo un día en el coche al punto de que dan un frenazo ante un paso de cebra. ¿Y quién cruzaba por allí? Una pareja de gais con un carrito de bebé. Uno de los gais se abalanza sobre la ventanilla gritándoles: «¡Que tengo un niño! ¡Que tengo un niño!». Esto es de rendirse ante los creadores. La excelencia de incidir en el tema de la maternidad desde la inversión de roles y, a la vez, normalizar la adopción por parte de parejas gais, es colosal. De diez sobre diez. (*)
Falta la nueva amiga de Carrie, la india que no me acuerdo como se llama pero existe sólo para condicionar al uso de Tinder. Esta mujer tiene también un rol masculino de libro. Incluso sabe que los que salen en Tinder mordiendo la patilla de las gafas follan bien. Se queja de que no encuentra el amor en un puro disimulo, y cuando lo encuentra es en un descerebrado dueño de discoteca que la tiene tres días seguidos en una habitación de hotel y ni al tercero la deja hablar por teléfono de tanta pasión. Se me terminan los caracteres...
(*) Iba a explicar que un niño que va a ser adoptado perdió en lo natural a un padre y una madre, y es lo que, pudiendo ser, debe reponérsele. No decidir ideológicamente ni por falacias que sólo necesita que lo quieran. No puedo escribir más. Un saludo a todes