Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de pantallazo:
2
Serie de TV. Thriller. Intriga Miniserie de TV. 6 episodios. Sergio Ciscar (Arón Piper) es puesto en libertad 6 años después de haber asesinado a sus padres, cuando aún era menor de edad. Durante ese tiempo, Sergio no ha dicho una sola palabra ni ha colaborado con la justicia, por lo que tanto las motivaciones del crimen como sus actuales intenciones son un misterio. Ana Dussuel (Almudena Amor), una joven psiquiatra y su equipo serán los encargados de determinar su ... [+]
21 de mayo de 2023
101 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hastío es el término que mejor define lo que siento. Ya ni siquiera los ‘true crimes’ más perturbadores me alegran las noches. Lo más emocionante que ha presentado Netflix últimamente es un programa que se llama ‘¿Es una tarta?’. Y casi lo adivino.

Parece como si toda esta nueva hornada de producciones ‘made in Spain’ sucedan en el mismo plano astral, encadenándose una tras otra, desde ‘El desorden que dejas’ (2020) pasando por ‘La chica de nieve’ (2023) hasta esta última, ’El silencio’. Mismo diseño de producción, misma fotografía y color. Tengo la perenne sensación de estar en un videoclip de C. Tangana (‘Comerte entera’) y que en cualquier momento Puchito aparecerá para realizar un cameo, recitar unos versos y perrear junto a Arón Piper. Tampoco les podemos reprochar que se tomen al pie de la letra la regla de las tres erres: reutilizar, reciclar y reducir. Ecoembes estaría orgulloso. Y lo mismo se puede decir de algunos actores que llevan en nómina desde tiempo inmemorial, ni que fueran funcionarios del estado. En cuanto a localizaciones, nada que objetar, siempre encuentran lugares pintorescos y de interés cultural donde apropiarse unas cuantas tomas.

Respecto al contenido, ‘El silencio’ pretende ser un thriller psicológico de intriga (nada más y nada menos) que reflexiona sobre algo llamado hibristofilia. Sí, han leído bien. En resumidas cuentas, se trata de una parafilia que consiste en la obtención del placer sexual solo cuando se mantienen relaciones con criminales (léase la Wikipedia). Para que se entienda mejor, cuando en el instituto las chicas mojaban las bragas por el misterioso zagal tatuado y fumeta con aspecto de delincuente, pero llevado al extremo. Según la ciencia, la causa de este trastorno es la excitación que produce el riesgo y en ocasiones, el estúpido propósito de reformar al malhechor o sencillamente la fama por arrimarse a este. Algunos ejemplos históricos son Ted Bundy y Jeffrey Dahmer, que recibían correspondencia de miles de mujeres “enamoradas” hasta los huesos.

En esta historia que nos atañe, más que una perversión sexual, la hibristofilia resulta ser una preocupante pandemia que afecta sobre todo a las féminas. Todas pierden el oremus por el malote protagonista, aunque si les digo la verdad, entre un agente inmobiliario de Tecnocasa (Manu Ríos) y un condenado por parricidio (Arón Piper), yo también le enviaría cartas de amor al segundo.

Piper protagoniza ’El silencio’ y sin ánimo de acritud, interpreta el papel de sus sueños, apenas habla o actúa, solo pone cara de malas pulgas. Un silencio que se rompe nada más pisar la calle, tirando por la borda el ‘clickbait’ de la historia ya desde el episodio primero. Tampoco existe, ni siquiera, un personaje secundario que despierte un mínimo de interés, por lo que todo el peso de la trama recae sobre un señor que tiene que sembrar la duda constante en el espectador acerca de su supuesta peligrosidad durante seis soporíferos episodios con su semblante de no expresar absolutamente nada. El misterio, si es que lo hubo, se perdió por el camino antes incluso de encontrarlo.

Para más inri, una trama en la que todo resulta irreal e impostado. Ni Villarejo se tomaría tantas molestias en espiar a un individuo. ¿Acaso el protagonista es un terrorista islámico?, o peor, ¿Carles Puigdemont?. Para hacer una investigación de este calibre con semejante despliegue de medios y personal, colocación de micrófonos, pinchado de teléfonos móviles e intervención de cámaras de video vigilancia en la vía pública se necesitaría cuanto menos una autorización judicial que vulnera derechos básicos constitucionales. Eso o un día normal en la república popular de China. No entiendo semejante operación para que una señora que dice ser psiquiatra realice un estudio, más bien, un proyecto final de carrera sobre el voyeurismo.

Episodio tras episodio, el propósito final de todo este tinglado se va diluyendo: determinar si el sujeto resulta o no una amenaza para el resto de conciudadanos, averiguar el motivo del asesinato de los padres o el pack completo, demostrar la completa inocencia del protagonista.

Para rematar, en el ecuador de la serie ocurre un acontecimiento que tiene que ver con un ‘dedo’, forzado y que roza lo vergonzoso, que te llevará a cuestionar si usar el tuyo para terminar con esta historia o si seguir adelante con mucha fuerza de voluntad. Para aquellos valientes que se aventuren, he intentado dilucidar el desenlace en spoiler.

Por otro lado, este tira y afloja que el guión se empeña en sostener entre el observado y la observadora, me ha recordado vagamente al que mantuvieron Carrie Mathison y Brody durante las dos primeras temporadas de la injustamente olvidada ‘Homeland’ (2011).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
pantallazo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow