Una de dos: quien critica ésta cinta es porque a) Ha tenido una infancia terrible ó b) No había nacido en la fecha del estreno. Y no hay más. Porque un niño de los de entonces tenía que ser un niño muuuuuuuy chungo para no abrir los ojos como platos y admirar lo nunca visto hasta ese instante: esas mortíferas naves imperiales, ese reverso tenebroso del que se valen los malos de verdad, esos imponentes sables láser, esas acojonantes batallas galácticas, esos ideales arraigados de los que son buenos (también de los de verdad), esas extrañas razas cuasimutantes, esas aventuras sin fin, ese galán de los de toda la vida que es Han Solo, esa sabiduría de buen tutor de Obi Wan Kenobi, ese triángulo amoroso rayano en el incesto con Leia y sus moños, ese humor ingenuote y sano del nenaza de C3PO, con RD2D dando la réplica...y si todo ello se adereza con la mejor banda sonora de la historia del cine, el orgasmo es inevitable.

Que sí, que hoy día hay efectos especiales que dejarían en pañales a los del Episodio IV, pero es que estamos ante un film del 77, queridos míos. Que sí, que Chewacca es un señor con un disfraz muy cutre y que muchos "muñegotes" de los que salen tienen actualmente menos credibilidad que los de Barrio Sésamo. ¿Y qué? Pese a quien pese y por mucho amargado que haya al que le cueste admitir que en ocasiones lo comercial -o lo que se convierte en comercial- derrocha calidad por los cuatro costados, lo mínimo es reconocer sus méritos, que no son pocos. Entre otros, haber marcado para siempre la historia del cine, que se dice pronto. Ahí queda eso.

Y al que le pique, que se rasque. Para los detractores, solo tengo cinco palabras: que la Fuerza os acompañe; la vais a necesitar.