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España España · Xanadú
Voto de Orson_:
7
Comedia. Romance Tess y Sam son dos periodistas que trabajan para el mismo diario y que no se caen nada bien. Al menos al principio, ya que pronto descubren que están hechos el uno para el otro y se casan. Pero Tess es una mujer muy activa y una de las más famosas feministas de América, lo que hace que sea elegida como "La mujer del año". Ocupada como está, olvida su relación con Sam y este empieza a hartarse de ser siempre la segunda opción en la vida ... [+]
15 de agosto de 2020
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No me suelen gustar las películas que comienzan en un género o utilizan un tono que van cambiando progresivamente, o de golpe, cuando ya te tienen atrapado con la historia y necesitas saber cómo termina, pero “La mujer del año” es uno de los pocos casos en los que tengo que rendirme a la evidencia de un film magníficamente rodado.

Porque George Stevens comienza con una comedia de guerra de sexos, se torna en comedia romántica y en su último tercio se vuelve un drama conyugal que tiene al espectador con un nudo en la garganta.

La química entre Hepburn y Tracy es impresionante, de acuerdo que uno conoce su historia y su relación sentimental durante casi 30 años alejada de los focos mediáticos, pero no deja de maravillar la cantidad de guiños, gestos cómplices, silencios y miradas que se dedican aparentemente sin esfuerzo. Dos personajes en contraposición, él sencillo y práctico, ella sofisticada y de personalidad arrolladora, cuántas veces la habremos visto encarnar a la perfección a estos personajes, me viene a la mente sin esfuerzo “Vivir para gozar”, “Historias de Filadelfia” o “La fiera de mi niña”. Aquí está además especialmente atractiva, regala algunos primeros planos que enamoran a la cámara.

Una producción lujosa de la Metro con el gran Joseph Leo Mankiewiz al frente que ganó el Oscar al mejor guion de ese año, y que cuenta también con la aportación destacada de una partitura musical de gran lirismo a cargo del maravilloso Franz Waxman.

Stevens nos regala algunas escenas geniales, donde el punto de vista de la cámara nos ofrece sorpresas a la misma vez que a los personajes; Tess entra en su vestidor para cambiarse y al girarse se encuentra el armario de Sam vacío, se ha marchado de casa y somos informados a la misma vez que vemos la reacción de ella; Sam está sentado en el bar de su amigo boxeador, que lo mira con el cejo fruncido sin que sepamos el motivo, entonces un señor sentado en la barra se levante de su asiento y se nos muestra que junto a Sam está Tess acompañándolo, la misma que dijo inconscientemente por la radio que el baseball era un asunto menor para el país frente a las cuestiones políticas y que deberían eliminarlo. O el primer encuentro entre ellos en el despacho del director, mirándose de arriba abajo sin pronunciar palabra y reflejando en el rostro la sorpresa agradable del que encuentra al enemigo atractivo, y la magnífica escena romántica nocturna en el apartamento de Tess, que intenta seducir a Sam mientras éste se resiste porque desea explicarle que no quiere ser sólo aventura de una noche sino algo más importante.

Vista hoy en día parte de la premisa argumental ha quedado obsoleta, esa idea de que la mujer feminista e independiente no puede acceder a la felicidad completa si no es cediendo parte del ímpetu para adaptarse a la vida de su esposo, puede resultar hasta insultante. Más que tratarse de una propuesta machista yo prefiero analizarlo desde el punto de vista de las relaciones de parejas, tenemos que ceder parte de nuestro individualismo para que una relación funcione, tenemos que adaptarnos al otro, sea hombre o mujer, y a fin de cuentas, tenemos que sacrificarnos para que el amor funcione.

En una de las escenas claves Sam coge por los hombros a Tess y le espeta que no se puede ser extremista, que hay que vivir en un término medio donde haya margen para ser varios tipos de persona a la vez. Algo así se le podría decir a Stevens en cuanto a los saltos de género durante la trama, pero está todo tan bien hilvanado, los personajes son tan magnéticos en la piel de estos actores, que reímos cuando hay que reír (gracioso Tracy en su faceta cómica) y sufrimos cuando hay que sufrir (tremenda Kate en su intensidad y entrega, como siempre).

Una muy buena comedia romántica que pierde frescura cuando se pone seria e intenta sentar cátedra sobre las relaciones de pareja, que queda como reflejo de una época y una sociedad con prejuicios que se han ido superando no sin esfuerzo, y que brilla en la puesta en escena y en el carisma de una pareja mítica.
Orson_
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