Deliciosa comedia que realmente encierra un dilema existencial, ya que supone todo un canto a la libertad del ser humano frente a las cadenas del trabajo; nos matamos trabajando y perdemos de vista las ganas de disfrutar de la vida, es lo que viene a decir constantemente el personaje de Cary Grant, angustiado por las obligaciones y presiones a las que se ve sometido por la acaudalada familia de su prometida, incluso por ella misma. Menos mal que la rebelde e incomprendida Kate Hepburn le servirá de apoyo y vía de escape, porque si no temíamos que el hombre cayera en una depresión, con lo vitalista y soñador que se nos mostraba al principio.

Qué maravilla de película, al buen tacto habitual de Cukor se le unen algunas escenas memorables, siempre entre ellos dos, Katharien Hepburn & Cary Grant, hay gestos y miradas que le encogen a uno el alma mientras espera el desenlace de la historia, temiendo que la plomiza mediocridad de las vidas ordinarias los alcance y los engulla, porque tal y como él dice mientras bailan en la "habitación especial", parece que los intereses creados estuviesen conspirando contra ellos, y que su lema de "hay que trabajar para vivir en vez de vivir para trabajar", se le acabara volviendo en contra.

Mágica, reveladora y vitalista.