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España España · Xanadú
Voto de Orson_:
8
Cine negro. Thriller Tony Camonte (Paul Muni), un pistolero de origen italiano, ignorante y sin escrúpulos, es el lugarteniente de Johnny Lovo (Osgood Perkins), el hampón más poderoso del South End de Chicago. Ambicioso y cruel, Camonte, que por una cicatriz que le cruza el rostro recibe el apelativo de Cara cortada, elimina poco a poco a los rivales de su jefe hasta que, con la ayuda de su amigo Gino Rinaldo (George Raft), le arrebata el poder también a él ... [+]
9 de noviembre de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra cumbre del género de gánsteres que lleva la firma de uno de los mejores directores norteamericanos de la historia, Howard Hawks. Su talento es palpable en el ritmo trepidante de la narración, regalando magníficas escenas de persecuciones y tiroteos entrelazadas con mano sabia con la preocupación por el desarrollo de los personajes y sus caracteres, mezclando igualmente con certeza violencia explícita para la época con notas de humor hasta en las situaciones más delicadas. Otra de las constantes del director se muestra en la presentación de personaje femeninos con personalidad que desean llevar las riendas de sus vidas, nada de ser mujeres floreros al lado del hombre dominante, la guerra de sexos que tan bien explotó en sus maravillosas comedias, aquí representadas sobre todo por una fabulosa Ann Dvorak, y en menor medida, por Karen Morley.

Desde el maravilloso plano secuencia de más tres minutos con que se inicia el filme, la dirección de Hawks es un portento, en el que puede ser uno de los trabajos más atrevidos e inspirados visualmente de su filmografía. Hay secuencias inolvidables, como el calendario que pasa volando a ritmo de metralleta, impactantes picados que muestran cuerpos inertes sobre la acera entre sombras, o la exquisita secuencia del asesinato de último gánster en la bolera. Aderezado con juegos de luces y sombras, y una utilización novedosa del sonido, recuerden que estamos a comienzos de los años 30 y el sonido era una novedad reciente, así como Fritz Lang en su espléndida "M" utilizaba el silbido del asesino para avisar de su presencia, el silbido del protagonista de "Scarface" nos indica que un asesinato se va a cometer, y todos sabemos su autoría.

El cineasta hace honor a dos de sus frases más famosas, "para hacer una película sigo 10 mandamientos, y los nueve primeros dicen ¡no aburrir!", y "soy tan cobarde que no empiezo un proyecto hasta que consigo a un gran guionista". Sobre lo primero, es imposible aburrirse en esta cinta, te engancha desde la primera escena, y sobre lo segundo, otra muestra más del buen ojo de Hawks eligiendo colaboradores, especialmente guionistas, pocos con el talento y el currículum de Ben Hecht.

Lo que no me termina de convencer en la película es la caracterización de Paul Muni, lo veo demasiado artificioso, bien es cierto que todas las cintas de esa época son aún deudoras del silente y sus interpretaciones gestualmente exageradas, pero no ocurre así con el resto del reparto que destila sobriedad en George Raft, Osgood Perkins o incluso Boris Karloff, todos solventes y creíbles.

La historia de la ascensión y caída de Tony Camonte la hemos visto una y otra vez representada posteriormente en el cine, llegando incluso hasta nuestros días, "American gansgter" de Ridley Scott (2007) o "Enemigos públicos" de Michael Mann (2009), por nombrar dos títulos contemporáneos, son claramente deudoras del "Scarface" de Howard Hawks. Así pues, estamos ante una obra modélica y pionera, imitada y evocada, que marca las pautas a seguir por el género. Ocurrirá los mismo a principio de la década siguiente cuando Humphrey Bogart nos presente a Sam Spade de la mano de John Huston tocando a las puertas del Olympo cinematográfico, dando paso a otro género delicioso, el noir o cine negro, hermanado con éste.

Cine de muchos quilates, cine con nervio, inspiración y talento.
Orson_
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