El título de esta crítica ya lo dice todo sobre lo que voy a comentar. Riley Stearns realiza un guión flojo en el que no queda claro el estilo de película que quiere realizar con un principio de humor negro y, se podría decir, hasta del absurdo que va cambiando al ir avanzando la película hasta un drama crudo y trágico que descoloca bastante al espectador porque se nota que cambió de idea al ir avanzando en la escritura de guión. Además tiene varios agujeros de guión en lo que se refiere al momento final de la película, en la que no entraré en detalles, puesto que, para llegar a ese final, hay un montón de cosas del principio que no tienen lógica analizando el final. Esto muestra que Stearns aun está verde en la elaboración de guión y dirección por sus descuidos a la hora de preparar el proyecto.
En el otro lado tenemos a Mary Elizabeth Winstead que muestra una actuación sobresaliente añadiendo una gran mejora al nivel inicial de la película y que la hace más llevadera en su confusión de subgéneros dramáticos. Una actuación excelente que muestra que Winstead puede realizar papeles muy interesantes gracias a su madurez como actriz cuando el papel le obliga a esforzarse en el género dramático.