A ver, no es ninguna nueva ola, ni una de los Cohen, ni tampoco de Berlanga, pero si no nos ponemos muy exquisitos, pues no está mal. Es una buena diversión para pasar el rato. Tiene un argumento original (Dios le pide a un nuevo y “que quiere cambiar el mundo” congresista de los EEUU que construya un arca), tiene buenas críticas (aunque desenfadadas) a la política y a nuestro pensamiento standard, y sobre todo tiene a protagonistas como Steve Carell (el jefe deThe Office), o John Goodman (picapiedara y muso de los Cohen), que Dios mediante (Morgan Freeman en esta película), a mi me hacen muchísima gracia, y creo que hacen de cualquier película una fiesta.

Además, el guion y dirección es tal que se te olvida que existe, lo que quizás es de lo mejor que se puede decir de un guion y dirección. Lo mismo que de los árbitros en los partidos de fútbol.

Yo recomendaría verla en una de esas tardes en que no tienes más pretensiones que descansar un poco, y creo que además de conseguirlo, también podrás salir de buen humor del intento.