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España España · Málaga
Voto de Illanes:
6
Drama Con las crecidas de primavera, el río Enguri se precipita sobre las tierras bajas de Kolkheti y, antes de lanzar rocas y limo al mar, las acumula aquí y allá en medio del río. En pocos días, incluso de la noche a la mañana, de estos escollos nacen grandes islas, cuyo suelo es rico y fértil. Un anciano de Abjasia y su joven nieta deciden plantar maíz en una de esas islas. Pero los soldados georgianos andan cerca. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces parece que cuanto menos cosas pasan en una película, más poética es. Mientras más minutos se graba a un personaje haciendo cualquier actividad cotidiana, cruzando miradas o guardando silencio, más profunda es. Y contra más peñazo es, más tiempo tienes para hacer relaciones metafóricas entre lo que estás viendo y la frase de Paulo Coelho que compartiste el otro día en Facebook.

"Corn Island", a pesar de lo arriesgadísimo de su propuesta, consigue ser interesante y poética al mismo tiempo. Y digo arriesgado porque parece complicado sacar adelante una cinta prácticamente muda, con apenas tres personajes y un solo escenario, y que el espectador no acabe dándose una vuelta por los dominios de Morfeo.

Si bien es cierto que se puede hacer pesada a ratos, su planteamiento principal es muy bueno. “Corn Island” trata el tema de la vida, el trabajo duro y el esfuerzo de cara a una muerte inevitable. O, en este caso, la isla de tierra fértil que surge al bajar el caudal del río y que, al cabo de un tiempo, volverá a desaparecer. No importa el esfuerzo que se haga por cultivar el maíz, por tener un hogar y por sobrevivir; como ha venido, se irá. Lo mismo ocurre con los protagonistas, el abuelo experimentado y harto de trabajar, y su nieta, que está dejando de ser una niña.

El resultado es una bonita fábula que, combinada con la belleza de las imágenes y los silencios, resulta muy grata. En ningún momento se echan en falta más diálogos. Las imágenes hablan por sí solas y los actores llenan la pantalla con sus interpretaciones.

Por otro lado, los temas secundarios no terminan de cuajar, especialmente el trasfondo bélico. A lo largo de la historia, la presencia de los militares, los disparos y, sobre todo, la llegada del soldado herido crean expectativas de que algo va a pasar, pero no ocurre nada. El director prepara el terreno pero no aprieta el gatillo. Es decir, la guerra queda como algo anecdótico y no tiene una repercusión real en el desenlace. En una película con tan poca trama, uno espera que los temas se entrelacen en algún momento y que den algún fruto. No es el caso.

El final en sí es muy bueno porque cierra perfectamente la metáfora de la película. Sin embargo, acabo con la sensación de que falta algo. O quizás sobran minutos, no lo sé. “Corn Island” habría sido un cortometraje de 10/10; el problema es que dura 1 hora y 40 minutos, y los temas secundarios se quedan en nada. Sea como sea, es una película interesante y muy bien rodada. Merece la pena verla para disfrutar de otro tipo de cine y creer que es posible contar una historia poética sin que sea totalmente infumable.
Illanes
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