Las heroínas femeninas no gustan nada a la crítica, y Catwoman no fue una excepción: la gatita ha sido atropellada y humillada.

Las proezas de Catwoman son innumerables. Pitof se encarga de darle una fuerza visual pocas veces vista en una cinta, presentando el universo de Catwoman como un mundo superficial, glamouroso y nocturno, en el cual ella es la auténtica reina y pone a la ciudad girando a sus pies, con excitantes movimientos de cámara y frenéticos recorridos en moto a toda pastilla sin que ningún coche le tosa. Esa es la heroína chulesca de esta historia, una aunténtica diva, que lleva diamantes en las uñas y que sabe que lo vale.

Por supuesto Halle comienza la cinta siendo una mosquita muerta, "fea" e insegura, que va al trabajo como un fantasma: el atuendo de su primera escena es digno de Betty la Fea. Es cierto que da risa a veces, pero esto, lejos de perjudicar a la cinta, anima la función. Después de una espectacular caida y posterior resurrección, ella misma cambia su look, aplicándose el tinte, alisándose su encrespado pelo y con un corte de lo más moderno, que se realiza en cuestión de minutos

Siendo Catwoman un personaje de cómics, la gente exige humanizar al icono, profundizar en sus crisis de identidad, de ahí éxitos como Batman Begins, Superman o Spiderman. Desde luego Catwoman no aporta nada de eso, porque carece de drama. Tampoco se ha perdonado la mezcla entre comedia romántica y cine de superhéroes, y menos cuando tenemos que soportar a un soseras como Benjamin Bratt. La amiga graciosa y regordeta es otro personaje de comedia demasiado típico.

Visto lo visto, la trama no podía ser nada normalito o tipicón, nada que ver con salvar el mundo o a algún político, aquí la amenaza es una cremita llamada "Beau Line" que ataca a lo que más puede doler en esta película: la estética. La villana hace honor al conjunto, una espectacular Sharon Stone que moderniza y da aún más elegancia en el apartado visual, totalmente artificial y perfecta, como bien exige su personaje. Una oportunidad única para ver su rostro en multitud de fotografías que decoran masivamente la empresa, en un solo plano tenemos toda una exposición de la Stone.

Planos aéreos que nos introducen en este estudiado mundo moderno, y una música llena de maullidos y alaridos, que para que está fiera mueva el culo a gusto no podía ser otra cosa que R&B y música tan negra como ella. El vestuario, del que muchos se rieron, no pretende otra cosa que potenciar las formas de la Berry cuyos pechos parecen rocas y su casco el de Minnie Mouse. La repulsión que puede causar todo este circo es lo que sitúa a Catwoman como un bodrio infumable para la mayoria, pero como diversión juega mucho a su favor. Catwoman ofrece mucho más de lo que pudimos soñar. Un producto petardo, estrambótico, chirriante, pero rematadamente potente y divertido.

Lo mejor: Es una delicia visual
Lo peor: Que ya nadie se va a atrever a verla