La aportación más destacable de esta miniserie al genero zombie es la localización: la casa del Gran Hermano. Más allá de ese dato anecdótico no hay nada que no hayamos visto. Eso sí, la serie es correcta y entretiene, tiene todo lo que tiene que tener una obra de zombies aunque le falte ese plus que las situe entre las grandes obras de muertos vivientes.
El tema de Gran Hermano me da la sensación de que lo podrían haber explotado más ya que al final queda simplemente como el lugar donde resguardarse como hubiera podido ser cualquier otro, ya que los personajes no aportan demasiado.
En cualquier caso un punto más para los británicos, que últimamente parecen tomar la delantera en la lucha por la hegemonia zombie, con permiso de Uwe Boll.