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Voto de Kick'Em Ars:
10
Intriga. Thriller. Drama Luther Whitney, un especialista en grandes robos, planea desvalijar la mansión de un magnate que se encuentra de vacaciones en el Caribe. Sin embargo, una vez dentro, es testigo involuntario de un asesinato que involucra al Presidente de Estados Unidos, a su jefe de gabinete y a dos agentes del Servicio Secreto. Pero, ¿a quién puede recurrir un criminal para acusar de asesinato a alguien relacionado con la Casa Blanca? (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2007
43 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luther Whitney es un hombre mayor que, sentado en el banco de un museo, dibuja con lápiz un místico rostro de un cuadro de El Greco. Una joven dibujante se acerca y le dice: “No se rinda”. “Nunca lo hago”, contesta. Después, ella le halaga: “Tiene buenas manos”. Él no contesta, esboza media sonrisa y aparta la mirada. Luther entra en un bar y entrega una cinta de vídeo al camarero, que le dice que debería aprender a usar el vídeo. Llega a su casa, con tantos cuadros como el museo del inicio. Tiene un gato. Cena a la luz de una vela y con una foto antigua de él mismo con una chiquilla. Observa sus dibujos y se detiene en el de una mansión. Un fundido encadenado reemplaza el dibujo por la auténtica mansión.

Solo llevamos cinco minutos de metraje y ya sabemos mucho de Luther. Es paciente y discreto, observador y solitario, ama la pintura y solo le interesa una persona: su hija; incluso, es posible que le obsesione. Por su edad, por su intensa afición, hasta por andar a oscuras por la casa, podría deducirse que es un pobre jubilado, pero lo que se nos muestra a continuación nos desvela que aún sigue en activo: es un ladrón de guante blanco.

Luther abre la puerta de la mansión. Un sonsonete sintético (o sea, un pí-pí-pí...) y un puntito rojo luminoso acompasados nos alertan de la existencia de una alarma. Un encadenado de planos del rostro con lentes del ladrón, de sus manos manipulando el panel del sistema de seguridad y de una cuenta atrás inexorable en el mismo panel, con los continuos pitidos como única banda de sonido, crean una sencilla pero efectiva escena llena de tensión, un aperitivo de las suculentas escenas de acción que nos depara el filme como, por ejemplo, la persecución por la casa y por el bosque aledaño de los fornidos miembros del servicio secreto al veterano Luther. El dinamismo de la secuencia es mostrado en una concatenación de planos breves. Tal concepto básico del montaje de secuencias de acción ya era concebido por Don Siegel, maestro confeso de Eastwood, y ha servido de modelo a casi todos los thrillers de los años 80 y 90, en muchos de los cuales ha degenerado en una retahíla de planos efímeros e incapaces de mostrar y de relacionar las imágenes. En Absolute Power existe un interés y una preocupación por mostrar los personajes y sus movimientos dentro de un espacio y un tiempo controlados: el espectador conoce la casa y ubica a perseguidores y perseguido, y el tiempo es condensado con la alternancia de planos de unos y otro. La secuencia posee un orden interno que la hace comprensible y emocionante para al espectador…

Continuará en el videoclub más cercano.
Kick'Em Ars
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