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Voto de cinedesolaris:
7
Ciencia ficción. Fantástico El profesor Bennet es un científico que ha creado una fórmula que permitiría reducir el cuerpo humano a un tamaño microscópico durante un tiempo ilimitado. Cuando se dispone a entregarla al Pentágono, unos espías provocan un accidente de tráfico que deja al profesor incapacitado para toda labor científica. Pero las Fuerzas Disuasorias de Miniaturas Combinadas ponen en marcha un plan para operarlo desde el interior. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo han destacado las más conspicuas y genuinas obras del cine de aventuras es por su dominio de los contrastes. Son los que sustentan, y propulsan, el alcance de sus resonancias, y la dinámica del pulso narrativo (en el cuál, como si fuera el curso del rio, hay meandros y accidentes de diversa índole hasta llegar al mar). Contrastes de actitudes, espacios, costumbres. Contraste de Miradas.. Y una de sus más señeras muestras fue 20.000 leguas de viaje submarino (1954), de Richard Fleischer, ya manifiesto en aquel gran ventanal que asemejaba a un ojo en el interior del submarino del capitán Nemo. De algo de su espíritu está influenciada otra obra 'submarina' del mismo Fleischer, Viaje alucinante (Fantastic voyage, 1966), que linda con la ciencia ficción, y no es de extrañar que fuera un proyecto en el que el propio cineasta se implicara especialmente desde su inicio. Lo insólito de la propuesta, ya de entrada, es que el viaje submarino se realiza en el interior del cuerpo humano. El motivo de la misión, a contrarreloj, ya que sólo disponen de una hora, antes de recobrar su tamaño normal los cinco integrantes de la expedición, es la cura del hematoma en el cerebro del científico que, precisamente, ha logrado resolver cómo miniaturizar cualquier forma (humana o no). Posibilidad, por consecuencia, que le ha puesto en el objetivo de las dos predominantes potencias (estamos en la época aún candente de la guerra fría entre los dos bloques) para aplicar, como arma militar, su descubrimiento. De nuevo, la relatividad de la mirada, la diversidad o multiplicidad de posibles ángulos, perspectivas o escalas. En cierto momento, el coronel Reid (Arthur O’Connell), al advertir que el general Carter (Edmond O’Brien) cambia de parecer y no aplasta una hormiga sobre el azúcar, señala que quizá está adoptando una perspectiva hindú de la vida, no hay nada pequeño ni grande, por tanto inferior o superior, todo merece la misma consideración. En la resolución, los supervivientes del viaje submarino por el cuerpo humano, salen por los conductos lacrimales del ojo.

Sería interesante hoy en día ver cómo las susceptibles mentes inquisitoriales sacarían punta a la secuencia en la que los anticuerpos atacan el cuerpo de Raquel Welch, y los cuatro tripulantes masculinos se esfuerzan en liberar los anticuerpos, que han cristalizado, y por lo tanto la asfixian y estrangulan, adheridos a su anatomía, lo que determina el inevitable contacto. Solo en cierto momento se alude a su condición femenina. Antes de iniciarse la misión, el coronel Reid señala que no considera adecuada la participación de una mujer en la misión, pero el doctor Duval, quien tendrá que encargarse de la operación quirúrgica del hematoma, disiente. Para Duval es irrelevante si es mujer u hombre, para él lo importante es cuán competente sea su asistente, y ella lo es. En cuanto a la utilización de los contornos corporales de la actriz, quedan remarcados, por el atuendo ajustado de buzo, de la misma manera que los personajes masculinos. El protagonista fundamental es el interior del cuerpo humano. Y es su personaje, Cora, quien muestra de modo más manifiesto el asombro por lo que no habían contemplado nunca desde ese ángulo o escala, mientras que Duval se caracteriza por sus máximas sobre lo humano y lo divino, lo finito y lo infinito, y el doctor Michaels (Donald Pleasence) por su erudito suministro de información cual guía médico robótico, aunque en los primeros pasajes de la reducción a escala microscópica sufra un ataque de ansiedad al evocar los dos días que estuvo atrapado en una ruinas durante la segunda guerra mundial. Grant (Stephen Boyd), por su parte, es el cuerpo extraño, el responsable de seguridad que acepta la misión con reticencia, pero se comporta en todo momento acorde a su condición de resorte o agente funcional, pero siempre de modo templado y cabal. El capitán Owens (William Redfield) es meramente el conductor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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